El destino de Eluana Englaro, la paciente en estado vegetativo irreversible desde hace 17 años que iba a ser desconectada en una clínica de Udine (norte de Italia), parece ahora más incierto. Al cierre de esta edición, el Gobierno de centroderecha de Silvio Berlusconi tenía listo un decreto urgente para impedir que hoy comience la suspensión gradual de la alimentación artificial a Eluana, suspensión avalada por una sentencia del Tribunal Supremo tras largos años de batalla legal de su padre, Beppino Englaro.
Sin embargo, el Quirinal expresó dudas al respecto, lo cual hacía vacilar a Berlusconi. El jefe del Estado, Giorgio Napolitano, a quien corresponde constitucionalmente ratificar el decreto, dio a entender que no lo firmaría.
El borrador del decreto, de un solo párrafo, circulaba ayer en medios periodísticos, y reza así: "En espera de la aprobación de una disciplina legislativa completa y orgánica sobre el fin de la vida, la alimentación e hidratación como formas de sostén vital y con la finalidad fisiológica de aliviar el sufrimiento, no pueden ser rechazadas en modo alguno por las personas interesadas, ni pueden ser suspendidas por quienes asisten a personas sin capacidad para decidir por sí mismas."
Mientras, Englaro protestó por "la violencia inaudita que sufre mi hija"; ante la clínica La Quiete de Udine rezaban grupos católicos; y el tribunal de Udine pregunta a parientes y amigos cuál era la voluntad de Eluana.
6-II-09, M-P. López, lavanguardia