En pleno debate sobre presunta injerencia eclesial en la iniciativa del Gobierno en el caso Eluana, un comunicado de la Santa Sede informaba ayer de la "amable conversación telefónica" mantenida el sábado por el presidente de la República, Giorgio Napolitano, y el secretario de Estado vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, en la que se habló del "caso de Eluana Englaro, y también de otros asuntos de interés recíproco".
En significativo párrafo aparte, separado por tres asteriscos, la nota de la Santa Sede concluía así: "Respecto al caso de Eluana Englaro, se manifiesta vivo aprecio por la aceleración imprimida por el Parlamento a la aprobación del proyecto de ley." Berlusconi recibía así un nuevo espaldarazo a su cruzada.
Hoy lunes, el Senado abordará ese proyecto de ley aprobado velozmente por el Gobierno el pasado viernes por la noche, y concebido para impedir la aplicación de la sentencia del Tribunal Supremo que autoriza la suspensión de alimentación e hidratación artificiales a Eluana Englaro, proceso que está siendo llevado a cabo. Salvo inesperado recurso a sesiones nocturnas, la votación de los senadores debería realizarse mañana, y entonces el texto irá a la Cámara de los Diputados para su aprobación definitiva.
Para Eluana Englaro, que tiene ahora 38 años, ayer fue la segunda jornada sin ningún tipo de alimentación artificial, pues la primera suspensión el viernes de la nutrición a través de la sonda nasogástrica fue del 50%.
Ante la clínica donde está ingresada - La Quiete, en la ciudad norteña de Udine-se han manifestado activistas católicos contrarios a la desconexión,pero también salen a la calle quienes apoyan la decisión de su padre, Beppino Englaro, avalada por el Tribunal Supremo. "Que se haga la voluntad de Eluana" y "No Taleban No Vatican" (aludiendo a presiones de la Santa Sede) decían carteles de concentraciones estos días en Roma y Milán...
En general, los defensores de que se respete la voluntad de Eluana, invocada por su padre, de no vivir en tales condiciones, señalan al Vaticano y a la Iglesia católica como responsables del giro copernicano de Berlusconi ante este tristísimo caso. Durante meses, el primer ministro - siempre cauteloso en asuntos de bioética, sabedor de que los votantes del centroderecha no son un bloque compacto en la materia-se mantuvo al margen del caso Eluana, dejando la gestión (y la comunicación) del asunto al ministro de Sanidad, Maurizio Sacconi.
Il Cavaliere rompió su silencio el pasado miércoles por la noche, para decir que el Ejecutivo preparaba un decreto exprés para Eluana; y está por ver si sus designios contienen influjo de la basílica de San Pedro, o proceden de un cálculo de probabilidades institucionales exclusivamente propio. Recuérdese que el jefe del Estado, Giorgio Napolitano, se negó el viernes a firmar ese decreto de Berlusconi al considerar que tanta prisa no se ajustaba a los requisitos de urgencia que la Constitución prevé para los decretos-ley.
Ayer, en un nuevo intento por frenar el protocolo que está conduciendo a Eluana Englaro hacia la muerte, el ministro de Sanidad, Maurizio Sacconi, insinuó que la clínica La Quiete ni siquiera cumple las condiciones de la sentencia judicial que autoriza a desconectar a la paciente. Tras enviar a los carabineros a inspeccionar la clínica, el ministro la tildó de "no idónea", pues "tendría que ser un hospital, ynouna clínica que cede tres habitaciones a médicos externos para el caso".
Los abogados de la familia Englaro no vieron fundamento alguno en la objeción, así que el proceso continúa, por mucho que el Senado debata hoy un proyecto de ley concebido sólo para Eluana.
9-II-09, M-P. López, lavanguardia