El asesinato en el centro de Moscú del abogado Stanislav Markelov y la periodista Anastasia Baburova, el pasado 19 de enero, ha sido una de las noticias más destacados del primer año de presidencia de Dimitri Medvedev. Pero no han sido los únicos asesinatos políticos por encargo de estos meses. El 31 de agosto del año pasado el dueño de la página web Ingushetia.ru, Magomed Yevlov, perdió la vida en un coche de la policía por un disparo accidental en la cabeza, según la versión oficial. El 13 de noviembre, el director del periódico Jimkinskaya Pravda, Mijail Beketov, fue atacado por desconocidos en la ciudad de Jimki. Sobrevivió, pero tuvieron que amputarle un pie y dos dedos de una mano. Su periódico había denunciado casos de corrupción en su ciudad. Son nombres que se unen a una larga lista de casos sin resolver. Los más conocidos durante la presidencia de Vladimir Putin fueron los de Anna Politkovskaya y Alexander Litvinenko.
La más veterana de los activistas de derechos humanos en Rusia no es optimista sobre el momento actual. En el ámbito político, las libertades de reunión, expresión e información están limitadas, asegura Ludmila Alexeyeva (Yevpatoria, 1927). Los jueces aplican la ley del más fuerte. Falta voluntad para resolver los asesinatos políticos, como el de la periodista de investigación Anna Politkovskaya. Destacada integrante de la disidencia soviética, en 1976 Alexeyeva participó en la fundación del Grupo Helsinki-Moscú junto con Yuri Orlov, Andrei Sajarov y Elena Bonner, entre otros, para vigilar el cumplimiento en la URSS de los acuerdos de Helsinki (1975), que incluían un llamamiento a reconocer los derechos humanos universales. Forzada a emigrar en 1977, se instaló en Estados Unidos, donde publicó sus memorias, La generación del deshielo.Regresó a su país en 1989.
Ludmila Alexeyeva
¿Ha habido cambios en los derechos humanos en Rusia durante la presidencia de Medvedev?
No se ha producido ninguna mejora. Cada vez que un juzgado tiene que decidir sobre una cuestión que afecta a los altos funcionarios del Estado, se pone al lado del más fuerte, sin importar lo que diga la ley y sin importar los derechos. En el ámbito judicial ha empeorado la situación, porque a finales del 2008 se aprobó una ley que detalla todos los delitos contra el Estado: terrorismo, espionaje, pero también protestas por la situación económica. Por manifestarse ahora se podrá enviar a la gente ante un juez. No hay duda de que se ha hecho porque el poder espera movimientos de protesta en la esfera socioeconómica.
¿Qué significa el fin del juicio sobre el caso Politkovskaya, cuyos acusados fueron absueltos?
Es una constatación de lo que siempre ha ocurrido. En Rusia alguna vez han encontrado al asesino de un crimen político, pero nunca al responsable, a la persona que ha encargado y pagado al pistolero.
¿Por qué no se encuentra a los responsables de tantas muertes? Tenemos muy buenos investigadores, y si hubiera voluntad política por supuesto que habrían encontrado tanto a los asesinos como a los que encargan el crimen. El hecho de que ni una sola vez se haya encontrado al responsable último de un asesinato político demuestra que simplemente no pueden permitirse encontrarlos. En Rusia los altos funcionarios del Estado son intocables, con independencia del delito que cometan. Los jueces aplican la ley teniendo en cuenta los intereses de los poderosos.
¿No hay más remedio que acudir al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo?
Hay que hacerlo, porque no tenemos jueces independientes y nuestros ciudadanos no confían en los juicios. Rusia es el país que más casos ha presentado ante esa corte. Por desgracia, la resolución lleva varios años.
¿Qué papel deben desempeñar laUEyEE. UU.? ¿Bastan las declaraciones de preocupación en las cumbres políticas con Rusia?
Ya en tiempos de la URSS los disidentes creían que los estados democráticos no sólo debían perseguir sus intereses económicos y estratégicos, sino también impulsar la democracia. Pero por desgracia esta presión, estos mensajes, es bastante débil.
En dos días comienza un nuevo juicio contra Mijail Jodorkovski. ¿Qué podemos esperar?
Impredecible, porque el primer juicio fue ilegal. La acusación es absolutamente ilógica. Con esos argumentos, sólo se puede torcer otra vez la ley y el lógico entendimiento.
Tengo la impresión de que la sociedad rusa actual no está sensibilizada por los derechos humanos o la democracia. ¿Es cierto?
En Rusia nunca hubo democracia y la gente no sabe qué derechos tiene. Y aquellos que los conocen o no saben o no tienen tradición de defenderlos. Ese es nuestro problema, pero poco a poco y con el tiempo aprenderemos.
1-III-09, G. Aragonés, lavanguardia