Guinea Bissau: el narco-Estado número uno de África
Asesinados el presidente del país, Vieira, y el Jefe del Estado Mayor, Na Wai
El doble asesinato en Guinea Bissau, los días 1 y 2 de marzo pasado que costó la vida tanto al Jefe del Estado Mayor, Tagme Na Wai, como al presidente de la República, Joao Bernardo Vieira, marca un nuevo nivel de la crisis estructural de la ex-colonia portuguesa de África occidental.
Sin embargo, si la violencia es común en Guinea Bissau desde que el país accedió a la independencia, el método utilizado para eliminar al Jefe del Estado Mayor, una bomba debajo de la escalera que lleva a su despacho, hace pensar más en una acción del crimen organizado que de las fuerzas militares tradicionales más adeptas del uso de las armas de grueso calibre.
Además, a pesar del doble asesinato nadie fue encarcelado ni arrestado, sea por el crimen del Jefe del Estado Mayor o el del presidente, lo que ha conllevado a especular sobre la sombra del narcotráfico en el doble asesinato o por lo menos en uno de los dos.
Rivalidades entre grupos étnicos, oposición entre mestizos y africanos, lucha por el control de las rutas del contrabando de cocaína, corrupción del sistema político y pugna por el poder entre distintos clanes han constituido la historia independiente de la pequeña enclave de un millón y medio de personas, entre Senegal y Guinea Conakry, gobernada prácticamente por un solo hombre.
La violencia política no es, sin embargo, una particularidad exclusiva de Guinea Bissau. El 26 de diciembre pasado, unas horas después de la muerte del presidente Conte de Guinea (Conakry), el capitán Musa Dadis Cámara tomó el poder y se autoproclamó jefe de Estado. El 6 de agosto, el presidente de Mauritania, Sidi Uld Sheij Abdalahi, fue derrocado por haber buscado hacer renunciar al mando superior del ejército. De la misma manera, recientemente en Uganda, el presidente Museveni advirtió que si el líder de la oposición, el Dr. Kizza Besigye, gana las elecciones del 2011, el país va a hundirse en una guerra civil.
Este doble crimen en Guinea Bissau está relacionado tanto con el tráfico de drogas como con las rivalidades interétnicas existentes en el país e inclusive con la oposición entre los dos hombres fuertes de Guinea Bissau, recién fallecidos. Hace 23 años, el Jefe del Estado Mayor, frente a la política represiva del presidente Vieira había advertido que el día de su muerte sería el último día de vida del presidente. Profecía cumplida el día de hoy.
La violencia en Guinea Bissau fue la constante del régimen de Joao Vieira que controló el país casi durante sus tres décadas de vida independiente, hasta su reciente muerte violenta. Las amenazas de golpe de estado fueron constantes en la vida política de Vieira. En agosto pasado un intento de golpe militar acabó con la detención del almirante José Américo Bubo na Tchuto. Tres meses después otro putsch (golpe) fracasa, pero cobra la vida de un soldado cuando un grupo de militares atacan con armas pesadas la residencia del presidente lo que lo conlleva a contratar personalmente una milicia de 400 hombres. La tentativa de asesinato del Jefe del Estado Mayor en enero del 2009, permite al ejército disolver la guardia personal de Vieira, lo que el 2 de marzo pasado permitió su asesinato más fácilmente.
Héroe de la independencia, el comandante Nino de la lucha anticolonial en el poder, convirtió el país en una estructura de corrupción corroída por el narcotráfico y por la violencia entre grupos rivales y en uno de los más pobres del mundo al igual que Robert Mugabe en Zimbabwe. Los dos líderes tomaron el poder en 1980, Vieira cuando Guinea Bissau se separó de Cabo Verde y Mugabe cuando la minoría blanca cedió el control del país a su partido independentista, el ZANU.
Sin embargo, la herencia de tres décadas de poder personal, redujeron a las ex-colonias en las regiones más pobres y conflictivas del continente africano con ingresos per cápita de los más bajos del mundo y un alto nivel de desempleo que en Zimbabwe rebasa el 80 por ciento de la población activa y en Guinea Bissau, la expectativa de vida no rebasa los 45 años.
En este último, Vieira gobernó tras la eliminación de Luis Cabral, hermanastro del Padre de la Nación, Amilcar Cabral, y la separación del país de Cabo Verde (la rivalidad que existió entre Cabo Verde y Guinea Bissau tras la independencia se debió fundamentalmente a la naturaleza étnica de las dos partes: los caboverdianos de origen mestizo y con mayor nivel educativo y los de Guinea Bissau, más autóctonos, pero de menor nivel económico. A día de hoy, las islas de Cabo Verde, a pesar de la inexistencia de riquezas o de agua para la agricultura, tienen un ingreso tres veces superior al sus ex-correligionarios continentales) en 1980, hasta el golpe de Estado de 1999, para regresar nuevamente en el año 2005, después de unas elecciones relativamente democráticas.
Durante su régimen dominado por la etnia Papel, la represión contra los Balanta, el grupo más numeroso del país con un 32 por ciento de la población total, fue permanente. El militar golpista de 1999, Ansumaré Mané (posteriormente eliminado por Vieira) y el presidente electo en el año 2000, KumbaYalá, así como el Jefe del Estado Mayor, Tagme Na Waie, asesinado el 1 de marzo pasado probablemente bajo las órdenes de Vieira, eran todos de la etnia Balanta (Mario de Queiroz Guinea Bissau: Live by the Sword, Africanews, 5 de marzo de 2009). Esta minoría étnica marginalizada durante el primer periodo vieirista buscó, con el liderazgo del filósofo Yalá, una readecuación del poder y una eliminación de la hegemonía de la etnia papel, del ex presidente, en las estructuras del Estado.
Sin embargo, la principal problemática del país es el tráfico de drogas, denunciado por varias organizaciones internacionales, incluyendo a las Naciones Unidas, pero un tema tabú en el país. Guinea Bissau se está convirtiendo en el primer narco-Estado del continente africano, después de que este flagelo azotó al continente americano, en países como Colombia o México.
Empresas farmacéuticas ficticias se han expandido en Guinea Bissau para trasladar la cocaína y la metanfetamina bajo el cubierto de medicinas, lo que ha conllevado al país a ser el principal puerto de entrada de la droga desde el continente africano hacia Europa. Las bandas colombianas y brasileñas, aprovechando la cercanía idiomática y la debilidad estructural del Estado, se han posicionado, corrompiendo las más altas esferas del gobierno. Las presiones y las amenazas contra los jueces, no ha permitido la detención de ningún narcotraficante, a pesar de la captura de grandes cantidades de droga como fue el caso en septiembre de 2006 y en abril de 2007. Inclusive, parte de la droga incautada vuelve a ser remitida a los traficantes para su envío al continente europeo.
Según la Interpol, alrededor de 300 toneladas de cocaína pasan por Guinea Bissau cada año, para llegar a Europa, a través de Portugal o de España. Los más de dos mil millones de dólares del narcotráfico que cruzan la frontera de Guinea Bissau, representan dos veces el Producto Nacional Bruto del país. Una cantidad que permite corromper todas las estructuras gubernamentales, incluyendo el ejército, las fuerzas de seguridad y el gobierno. El general Tagme Na Wai había buscado reducir la influencia del crimen organizado infiltrado en el poder, a pesar de que las propias Naciones Unidas acusaron al ejército de proteger al crimen organizado.
A pesar de la debilidad del gobierno y de las estructuras nacionales y del régimen de corrupción y de narcotráfico, la transición del poder se realizó siguiendo el proceso constitucional. Los militares que eliminaron al Jefe del Estado, no tomaron el poder y permitieron una continuidad política civilista.
En efecto, el portavoz del Parlamento, Raimundo Pereira, fue nombrado sucesor constitucional para convocar a elecciones presidenciales para la formación de un nuevo gobierno.
No obstante la calma que regresó en Guinea Bissau, los países vecinos, en particular Senegal, temen un recrudecimiento de la violencia por una lucha por el control de las rutas del narcotráfico y una extensión del crimen organizado en sus propias fronteras. Un no-Estado en Guinea Bissau sería un centro aún mayor de distribución de cocaína y un foco de desestabilización para la región.
11-III-09, Zidane Zeraoui, safe-democracy