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Para siempre y para muchos, va a seguir siendo la mujer a la que un asesino dedicó una carta. Una carta que apareció clavada a puñal en el cuerpo del director de cine holandés Theo van Gogh, el 2 de noviembre del 2004. Ayaan Hirsi Ali sigue sintiendo cierta culpabilidad porque, según sus palabras, "yo era la destinataria, yo debía haber muerto y no Theo. A mí sólo me llegó el mensaje".
Hoy sabemos más del hombre que coordinó el crimen del cineasta. Se llama Abdeladin Akoudad, está detenido en Marruecos, donde tiene varias causas pendientes, y será juzgado en rebeldía en el próximo juicio a los nueve procesados en la llamada operación Chacal.
Mientras eso ocurre, Hirsi Ali sigue siendo una mujer en permanente persecución que va cambiando de destino geográfico. El debate entorno a su ciudadanía neerlandesa -que le fue retirada y después devuelta- desencadenó la caída del Gobierno holandés. Se trasladó entonces a Estados Unidos para colaborar con el conservador American Entreprise Institute, algo que le valió ciertas críticas.
¿Por qué Ayaan era la destinataria de tanto odio? Nacida en Mogadiscio en 1969, recibió una educación islámica ortodoxa y fue una niña más entre aquellas que aprendían a recitar los 99 nombres de Alá. Creció desconfiada: "Soy de un lugar donde se enseña a los hijos a golpear primero", explicaba en el 2007 en una entrevista a La Vanguardia.Presentaba su libro Mi vida, mi libertad (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores).
Apareció en la sala, tan hermosa como menuda, al lado de sus guardaespaldas, dos tipos calvos con aspecto de mármol de Carrara, y fue destilando su historia. Desde su infancia, el día en que a los cinco años le practicaron una infibulación, hasta su juventud, cuando decidió escapar a un destino que juzgaba "apenas una gran mentira urdida para confrontar civilizaciones".
Ayaan se instaló en Holanda, a los 22 años, huyendo de una boda concertada. Y Ayaan habló. La elocuencia de sus ideas contra el islam causaron un enorme revuelo en todo el mundo. Desde entonces está amenazada de muerte. Cursó brillantemente Ciencias Políticas, consiguió ser parlamentaria arropada desde el partido socialdemócrata (PvDA) y cooperó en la elaboración de un filme - Submission-que denunciaba el oprobio ejercido contra la mujer musulmana.
Poco después de la emisión de ese filme, en el 2004, el director de la película, Theo van Gogh, fue apuñalado en plena calle por un integrista islámico. En su pecho, una carta de cinco folios, dirigida a Ayaan, haciéndole entender que sería la próxima víctima.
- De la carta que dejaron sobre Theo van Gogh al apuñalarlo, ¿qué frase le va a perseguir siempre?
- "¿Estás preparada para morir por tus convicciones, como yo?".
Un mensaje meridiano. Un mensaje que enlaza con todo lo que Ayaan se ha dedicado a denunciar en sus libros a expensas de sus detractores. Prefiere ser una mujer perseguida en Estados Unidos que una mujer lapidada en Somalia. Así lo explicaba en Barcelona: "Si yo viviera ahora en cualquier comunidad musulmana, sería un cadáver. Por haber abandonado la fe, por haberme rebelado, por considerar mi adulterio. Quienes me amenazan ahora en Occidente no son occidentales. De nuevo, siguen siendo miembros de la comunidad musulmana y, eso, lo único que hace es confirmarme que debo seguir hablando. Sólo quiero conseguir que para los musulmanes sea natural aceptar la crítica".
11-V-09, N. Escur, lavanguardia