Natural, luchadora, comprometida... esta italiana nacida en un pequeño pueblo cercano a Turín derrocha entusiasmo en todas sus acciones. Desde su puesto de europarlamentaria Emma Bonino tratar de luchar contra las desigualdades y ayudar con las herramientas de las que dispone a los más desfavorecidos. Orgullosa de su condición de mujer, a ellas dedica buena parte de sus esfuerzos y de ellas hemos hablado ampliamente en esta entrevista.
¿Cuáles son los avances fundamentales que se están produciendo hacia la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en los países en desarrollo?
Ha habido un gran progreso global en los últimos tiempos. Estamos viendo importantes avances en materia, por ejemplo, de ciudadanía. En lugares como Marruecos, Bahrein y últimamente Kuwait, los hijos ya pueden elegir la nacionalidad de sus madres. En Egipto ya se puede usar el ADN para probar la paternidad de los hijos. Está habiendo mejoras en la libertad de prensa, y en los procesos electorales la mujer no sólo ya tiene derecho a votar sino que participa activamente.
¿Cuál es el papel del primer mundo frente a prácticas como la ablación o el tráfico sexual de las mujeres?
El que tendría frente a cualquier conflicto relacionado con los derechos del ser humano. En muchos lugares del mundo la mutilación genital femenina, que afecta a millones de mujeres y niñas, es justificada aún en nombre de la "tradición". Afortunadamente, en países como Kenia ya se ha comenzado a ganar alguna batalla: algunas mujeres lo han denunciado y personas dedicadas a practicar ablaciones han renunciado públicamente a seguir haciéndolo. En Sierra Leona un hombre apoyó a su esposa en su negativa a sufrirla. El protocolo de Maputo sobre los derechos de las mujeres en África está ayudando, pero aún queda mucho. El papel de la comunidad internacional es ayudar aportando información, recursos y mecanismos de integración para las mujeres y los niños.
Los embarazos no deseados y los altísimos índices de infección del SIDA son consecuencia de las prácticas sexuales de riesgo que se practican sobre todo en África. ¿Cómo se puede hacer frente a estos comportamientos tradicionales?
Efectivamente, el África subsahariana es el área más afectada del mundo con más de 25 millones de personas con SIDA a finales de 2005. Casi dos millones y medio han muerto por esta enfermedad y se produjeron más de tres millones de infecciones ese año. Muy a menudo el VIH se transmite por contactos sexuales inseguros, aunque tenemos que ir más allá. En muchas partes de África la mayoría de la gente vive con menos de un dólar al día y muchas mujeres se ven obligadas a vender sus cuerpos sin que les esté permitido usar preservativos. Se han conocido incluso casos de violencia sexual cometidos por soldados de fuerzas de pacificación, y cualquiera que haya estado en lugares que acaban de pasar por un conflicto bélico conoce el "comercio" que se produce en algunos clubes nocturnos y bares frecuentados por extranjeros. La educación es fundamental sobre todo en las niñas y mujeres que venden sus cuerpos. Pero es una lucha a largo plazo. Hay que fijarse también en la violencia doméstica y en reducir las diferencias entre sexos.
En muchos países las mujeres tienen problemas para acceder a la educación. ¿Cómo se puede convencer a las familias de hijas deben ir a la escuela?
La educación es la llave fundamental para jugar un papel activo e informado en la sociedad. Una población desinformada que puede votar es menos deseable que una población informada que no puede votar. El acceso igualitario a la educación es un derecho humano fundamental. Pero hay dos problemas básicos: por un lado asegurar que los Estados cumplan con esa obligación. Por otro, hacer frente a una cuestión social por la que muchas veces se considera que los niños, y en particular las niñas, no deben ir a la escuela. La pobreza o la poca importancia que se da a la educación suelen estar detrás de estos problemas.
En muchas sociedades pobres persiste la sumisión al marido o al padre...
Las prácticas en el seno de las familias son muy difíciles de cambiar. Muchos países han cambiado sus leyes recientemente para frenar la discriminación y la violencia doméstica, que sigue siendo una lacra. Pero el tabú sobre los derechos de la mujer en relación al matrimonio se está levantando poco a poco: el protocolo de Maputo sobre los derechos de la mujer en África, por ejemplo, se refiere expresamente a los derechos de la mujer en el matrimonio incluido el divorcio y la herencia. Promueve que la mujer tenga el derecho de adquirir propiedades durante su matrimonio al igual que el derecho a compartir la propiedad adquirida durante el matrimonio.
Pero continúan existiendo las dotes...
Sí, y es difícil luchar contra ella, pero confío en que las mujeres empiecen a alzar sus voces. No hay que perder de vista casos como el de Arabia Saudí. Allí las mujeres ya pueden obtener el carné de conducir y han comenzado a ocupar cargos públicos. También en Afganistán, por ejemplo, se están consiguiendo importantes avances; aún así siguen existiendo problemas en la protección y promoción de sus derechos.
¿Qué programas está desarrollando la UE para apoyar los derechos de las mujeres?
La igualdad de géneros está en la esencia de la política europea desde su creación. Por ejemplo, la insistencia en la incorporación de la igualdad de géneros en las leyes nacionales ha sido una herramienta útil para promover los derechos de las mujeres en Europa. La UE ha dado asistencia financiera a quienes trabajan para apoyar y promover lo derechos de las mujeres por ejemplo a través del programa DAFNE, centrado en acabar con la violencia contra las mujeres.
¿Cómo asegurarse de que las políticas que se llevan a cabo son las adecuadas?
Escuchando a las mujeres que viven en aquellos lugares en los que se necesitan reformas urgentes: deben ser ellas las que definan cuál debe ser su papel dependiendo de sus aspiraciones y deben decir cuál es la mejor ayuda para conseguir que sus voces sean escuchadas. Esto está ocurriendo en todo el mundo, incluso más en aquellas regiones en las que era impensable, como Oriente Próximo y el Norte de África.
¿La concesión de microcréditos a mujeres puede ser un primer paso para su independencia económica?
En muchas sociedades se considera que las mujeres deben dedicarse sólo a su familia. Se les niega participar en la vida pública y financiera de sus comunidades. Casi en todo el mundo las mujeres sufren mayores tasas de desempleo y muchas trabajan en la economía sumergida. Esto es problemático no sólo desde una perspectiva de derechos humanos, sino también práctica: por ejemplo en Ruanda el genocidio dejó a muchas familias sin hombres lo que provocó que los trabajos fundamentales dejaran de hacerse y las mujeres no pudieran heredar las propiedades de sus maridos. Tampoco se les permitía solicitar dinero. Así, la concesión de microcréditos puede ser un paso muy útil en el camino hacia la independencia económica. También tiene un impacto positivo en los hijos porque los hogares disponen de más dinero y puede afectar positivamente en la salud, la nutrición y la educación.
Una de sus razones contra los movimientos antiglobalización es que una menor riqueza no es el camino para reducir la pobreza...
Hay una notable evidencia de que los sistemas autárquicos, las economías cerradas, sencillamente no funcionan, porque cerrando las fronteras al comercio se cierra el flujo y la producción de riqueza y consecuentemente se limita la riqueza general de las naciones, lo que viene a reforzar el mantenimiento de la pobreza, no a reducirla. Pero ahora asistimos a un desarrollo interesante: cuando una nación ha descubierto los beneficios del comercio, sus vecinos la observan con interés, y vemos que lo mismo ocurre con las reformas democráticas.
Entonces, ¿la globalización es el camino para reducir la pobreza y garantizar los derechos humanos?
El vínculo entre la globalización económica y política es claro: es más fácil atraer al capital y conseguir que se mantenga en entornos que son políticamente estables y es más difícil que eso ocurra en entornos políticamente inestables. Es evidente que la globalización política es el camino hacia delante no sólo desde la perspectiva económica sino también desde el punto de vista de garantizar la protección de los derechos humanos. Con un entorno correcto, la globalización tiene el potencial de hacer del mundo un lugar más seguro, rompiendo fronteras, enfrentándose y derrotando a la intolerancia y dándole a la gente una voz en su futuro político.
ÁNGELES BLANCO / PLAN, mujeractual.com