Las hijras -los travestis en sari- se contoneaban ayer entre empresarios casados con bigote y jóvenes a la última para celebrar juntos, frente al Tribunal Superior de Justicia de Delhi, la despenalización de la homosexualidad. La primera sentencia positiva para ellos en 150 años, que llega tres días después de que la capital india organizara, por segunda vez, la marcha del Orgullo Gay -Madrás lo hacía por vez primera-.
"Ha sido como acceder a la ciudadanía", explica todavía emocionado Aryan Krishnam, uno de los cuarenta privilegiados que ha vivido el "momento histórico" dentro de la sala. A los abrazos dentro del alto tribunal han seguido muchos más fuera, donde unas 150 personas se han convertido en varios centenares en el siguiente punto de cita, Jantar Mantar, tradicional lugar de protesta. "Esto parece holi",exclamó Aryan, en alusión al festival hindú de los colores, ayer de vocación arco iris, con gente enmascarada compartiendo tartas.
No hay para menos. Los magistrados de la capital han dictaminado que las relaciones homosexuales consentidas entre mayores de dieciocho años en el ámbito de la privacidad no pueden ser perseguidas. Aunque la jurisdicción del tribunal se limita a Delhi, se espera que la sentencia espolee al Gobierno de la nación a revocar el artículo 377 del código penal, algo que ya insinuó el ministro del Interior. O que lo remita al Tribunal Supremo. El artículo en cuestión - herencia colonial de 1860-penaliza "la penetración carnal contra natura, con hombres, mujeres o animales", con multas y prisión de hasta diez años. Aunque no se aplicaba, bastaba para que la policía pudiera "perseguir, chantajear y extorsionar" - según la propia sentencia-a homosexuales y hijras.A estas últimas, a menudo para someterlas en comisaría al tipo de sexo por el que se las detenía.
La sentencia -revolucionaria en la pudibunda India- llega después de que el Tribunal de Delhi reexaminara la petición de una ONG. Los magistrados creen que el artículo 377 atenta contra los derechos fundamentales.
El júbilo se ha extendido por todos los movimientos de gais, lesbianas, bisexuales y transexuales. Al mismo tiempo que se manifestaba la contrariedad de formaciones políticas regresivas religiosas - de izquierdas y de derechas- musulmanas, hindúes o católicas. El Ministerio de Sanidad aguardaba una sentencia así. "Hay un 30% de población gay al que no llegamos por la criminalización", afirma Aditya Singh, del organismo estatal que, a través de dos ONG, reparte "condones y lubricantes", realiza tests y promueve tratamientos. La imposibilidad de hacer campañas habría contribuido a que "el 7,4% de los homosexuales indios sean seropositivos". Aryan se acordaba de "la discriminación por parte de caseros, del chantaje policial, de los suicidios..." También de su familia. "He llamado a mi padre. Me ha dicho que lo celebraba. Acabo de salir del armario".
3-VII-09, J.J. Baños, lavanguardia