Prácticamente todo el mundo coincide en que el origen de la crisis que vivimos está en los excesos de los ejecutivos, y esto ha puesto de moda la austeridad en el mundo anglosajón. La situación ha llegado a tal punto que las más prestigiosas escuelas de negocios norteamericanas proponen un código deontológico para sus nuevos alumnos. Este debate parece que aún no ha llegado a España, donde los directivos siguen manteniendo el tipo, o al menos eso parece a juzgar por la última salida de un alto ejecutivo. El comité de retribuciones de Iberia ha autorizado el finiquito de Fernando Conte: seis millones de euros, cuatro anualidades de 1,5 millones. No está mal al tratarse de una empresa privatizada con un ERE y que ha anunciado que entrará en pérdidas este año, aunque es una cantidad sobria si se compara con las indemnizaciones que recibieron otros gestores de empresas privatizadas como Alberto Cortina, que se embolsó 19,5 millones (cinco anualidades) por dejar Repsol.
22-VII-09, lamirilla/lavanguardia