presiones, boicot y ataques informáticos chinos por película sobre Rebiya Kadeer

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La relación de la República Popular China con las libertades civiles se mueve en ese espacio intersticial entre los progresivos y morosos gestos de tolerancia cultural y el cerrojazo de quien teme que los desórdenes propios de la libertad comprometan el control férreo de un país con mil trescientos millones de ciudadanos. Así, en el rostro afable del paulatino aperturismo se cruza un rictus desagradable ante cualquier alteración del orden. Verbigracia, el estreno de Ángeles y demonios, de Ron Howard, está en suspenso por su relación -(!?)- con el conflicto entre los uigures y los han en la región de Xinjiang, al oeste del país.


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-youtube, 2´01´´-

El caso es que, tras su preestreno en el festival de cine de Shanghai, parecía expedito el camino para que la película protagonizada por Tom Hanks y basada en el superventas del escritor Dan Brown fuera una de las veinte producciones hollywoodienses que aprueban cada año las autoridades chinas. La presencia en Shanghai del actor Ewan McGregor y la actriz Ayelet Zurer, junto con el presidente de la productora Imagine Entertainment, Michael Rosenberg, reforzaba esta impresión previa. Sin embargo, y aunque la versión oficial es que el estreno ni está previsto ni está suspendido, fuentes próximas a la censura china señalaron a la agencia Efe que han sido los disturbios en Xinjiang los que han retrasado sine die el posible estreno de una superproducción que, como es habitual en China como en cualquier parte del mundo, ya está disponible en asequibles versiones pirata en formato DVD por las principales ciudades del país. Los mercados pirata, como es sabido, medran conforme haya problemas de disponibilidad de los originales.

Lo cierto es que estos sucesos están detrás de la decisión del Gobierno chino de censurar la red social Facebook, así como Twitter, que se unían así este mes a los sitios de internet filtrados por la República Popular, como YouTube o Blogspot.

También ha sufrido por el conflicto étnico de Xinjiang la cinta documental Ten conditions of Love,del australiano Jeff Daniels, cuyo estreno está previsto para el 8 de agosto en el transcurso del festival de cine de Melbourne. La película cuenta la vida de Rebiya Kadeer, considerada por el Gobierno de Pekín una de las instigadoras de los disturbios uigures. El director del certamen, Richard Moore, recibió una llamada del consulado chino pidiendo la retirada de este título del programa del festival, pero Moore se negó. Los directores de cine chinos cuya presencia estaba prevista en Melbourne se hicieron uno con el mensaje oficial de su Gobierno, y -voluntariamente o no- anunciaron su no asistencia al certamen australiano. E inmediatamente después -sin que se siga otra vinculación que la cronológica-, la web oficial del Festival de Melbourne sufrió un ataque masivo de hackers que se identificaron como chinos preocupados por el pase de la cinta y que subrayaban que Kadeer no es otra cosa que una terrorista.

28-VII-09, red/agcs, lavanguardia

    Rebiya Kadeer, de etnia uigur, es una empresaria y activista política señalada por el Gobierno chino como la instigadora de las revueltas de Xinjiang, que comenzaron el pasado 5 de julio con disturbios entre musulmanes uigures y chinos han, lo que ella ha negado.
    Kadeer (Altai, 21 de enero de 1947) es presidenta del Congreso Mundial Uigur (WUC) y desde 2004 vive exiliada en Estados Unidos, donde llegó para tratarse médicamente después de que Pekín la encarcelara por "actividades separatistas" y "poner en peligro la seguridad nacional" de China.
    Nacida en la más absoluta pobreza, Kadeer se convirtió en la uigur más rica -llegó a ser apodada "La millonaria"- tras progresar meteóricamente en los negocios, que empezó con una simple lavandería y posteriormente amplió a centros comerciales.
    El éxito emprendedor le valió entrar a formar parte en 1995, como parlamentaria de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh), órgano formado por destacadas personalidades que reciben de forma honorífica el título de asesores del Gobierno, e incluso fue la enviada china a la Conferencia de la Mujer, organizada en Nueva York por Naciones Unidas.
    Sin embargo, su estrella empezó a declinar en 1998, después de que las autoridades la acusaran de participar en las revueltas musulmanas de la ciudad de Gulja (Xinjiang), sucedidas en 1997, que según datos oficiales causaron 9 muertos y que se zanjaron con la ejecución de 30 uigures.
    En 1999, fue arrestada cuando acudía a una reunión con una delegación de congresistas estadounidenses, bajo la acusación de revelar secretos de estado.
    Por este caso, Kadeer fue condenada a su primera pena de cárcel, el 10 de marzo del 2000, dictada por el Tribunal Popular Intermedio de Xinjiang.
    Más de cinco años después, en marzo de 2005, las autoridades penitenciarias chinas accedieron a que se trasladase por razones médicas a Estados Unidos, lugar donde ya se había exiliado casi toda su familia.
    Madre de 11 hijos y casada en dos ocasiones, su familia ha sido ampliamente perseguida y, de hecho, dos de sus hijos están ahora en la cárcel.
    Sin embargo, antes del traslado, Kadeer ya había empezado a erigirse como un símbolo de la represión contra la etnia uigur y su tarea fue reconocida con el premio Thorolf Rafto de los derechos humanos, otorgado por Noruega en 2004.
    En 2006, una parlamentaria sueca presentó su candidatura al Premio Nobel de la Paz, un galardón para cuyo nombre ha sonado de forma repetida desde entonces.
    Ese mismo año, se convirtió en la presidenta del Congreso Mundial Uigur (WUC), una asociación que agrupa a los exiliados uigures y defiende sus derechos, a pesar de que Pekín la ha incluido en la lista de organizaciones terroristas que amenazan al país.
    Su figura cobró relevancia mundial este mes de julio, después de los disturbios de Urumqi, los más sangrientos que vivió China en dos décadas, con 156 fallecidos según fuentes oficiales y más de 800, según los uigures.
    Pekín la acusó de haber azuzado a los separatistas uigures contra los chinos han y de haber organizado las revueltas. Ella lo negó desde Estados Unidos.
    La insistencia de Pekín de asociar la matanza con el nombre de Rebiya Kadeer ha emergido como un elemento aglutinador de las reclamaciones uigures y se la empieza a conocer como la "Dalai Lama uigur", a imagen y semejanza del papel preponderante de éste entre los tibetanos.

10-VII-09, efe, larazon