Gaspar Fraga, referente -de entre los escasos en Espaņa- antiprohibicionista

Gaspar Fraga fue un tipo  valiente y a la contra. Cuando le diagnosticaron el cáncer que se lo llevó por delante el pasado 17 de octubre, demostró una vez más su bravura. En ningún momento, renunció a dar la cara frente a la muerte. Tampoco dejó de luchar contra la prohibición de la marihuana, y de denunciar la campaña que desde hace años condena el consumo de esa sustancia. Continuó al frente de la revista Cáñamo,que él mismo fundó en 1996, y mostrándose tan peleón y activo como siempre hasta casi su último día.



Pero antes de Cáñamo,subtitulada "La revista de la cultura del cannabis", Gaspar Fraga ya había manifestado su rechazo al orden establecido -quizá desorden, diría él- durante casi todos los 65 años que vivió. Fue de los que estuvo, y de verdad, en el ya legendario mayo parisino del 68. Anduvo por Marruecos antes de que "bajarse al moro" se convirtiera en negocio de los narcotraficantes del capital. Publicó un libro sobre Elvis Presley, uno de los estudios más estimulantes sobre el más famoso padre del rock. Participó en los movimientos marginales madrileños que intentaron agitar el ambiente gris y monjil que imponían los de siempre.

Establecido en Barcelona a principios de la década de 1970, continuó dando guerra. Montó una editorial, Rock Cómics, una de las pioneras del underground de la época. En ella, además de ocuparse de Frank Zappa o Lou Red -también de sus adorados Rolling Stones- publicó dibujos de muchos de los dibujantes más rompedores de la época, entre los que destaca el genial Nazario.

Y luego ya vino Cáñamo donde aparecieron contribuciones o entrevistas de gente tan poco convencional, pero solvente, como Antonio Escohotado, Fernando Sánchez Dragó, Juan Carlos Usó o Moncho Alpuente -entre otros muchos españoles-. Y hasta del descubridor del LSD, el suizo Albert Hoffman, o de Jonathan Ott o Thomas Szasz, dos de los más importantes estudiosos de los efectos de las substancias que modifican la conciencia.

El tono de la publicación es combativo -no podía ser de otro modo estando Gaspar Fraga detrás-, pero al mismo tiempo sensato frente a la insensatez ambiente. Su constante enfrentamiento a la prohibición del cannabis estuvo cimentada desde el principio sobre opiniones razonadas que sólo consideran disparatadas quienes se temen a sí mismos. La información que en todo momento proporciona acerca del autocultivo ha contribuido sin duda a mejorar el malestar originado por unas leyes difíciles de aceptar. Y sin bajar la guardia ni un solo segundo, porque la resistencia que Gaspar Fraga supo recoger -y vender, que todo hay que decirlo- en su revista continúa.

23-X-09, M. Antolín Rato, lavanguardia