Ciudad Juárez hace honor al siniestro título de ser la población más peligrosa del mundo. La lucha violenta que libran dos poderosos cárteles del narcotráfico ha elevado la tasa de homicidios en la población fronteriza con Estados Unidos a un nivel sin precedentes. Según la fiscalía del estado de Chihuahua, este año han sido asesinadas 2.025 personas, cifra muy superior a los 1.653 asesinatos que hubo en el 2008.
La creciente inseguridad a lo largo de la frontera es uno de los motivos que ayer provocaron que la policía estadounidense asestara el mayor golpe contra los narcos mexicanos: 303 personas del cártel La Familia fueron detenidas en 19 estados. La Familia es el cártel más peligroso de México y mantiene estrechas relaciones con grupos criminales en EE. UU.
Es esta violencia vinculada al tráfico de drogas la que ha situado a Ciudad Juárez al frente del ranking de ciudades con más asesinatos: se cometen 130 por cada 100.000 habitantes. Caracas ocupa el segundo lugar, con 96. La tercera. Nueva Orleans, con 95. Tijuana es la cuarta, con 73, y Ciudad del Cabo la quinta, con 62.
La violencia en Ciudad Juárez llega al extremo de que los militares cuidan los hospitales, porque los asesinos a sueldo siguen a sus víctimas hasta el quirófano.
Los cárteles de Sinaloa y Juárez, en guerra por el control del mercado local y del lucrativo tráfico de drogas hacia EE. UU., están detrás de tanto crimen. México suma, a lo largo de este año, 6.045 muertes relacionadas con el crimen organizado, lo que supone que una de cada tres personas muertas por sicarios ha perdido la vida en Ciudad Juárez. Agosto, con 306 muertos, y septiembre, con 311, han sido los meses con más ejecuciones de los últimos 20 años en Ciudad Juárez. El despliegue de 8.500 militares no ha frenado la violencia.
Algunas de las matanzas sucedidas en Ciudad Juárez han sacudido al país, como las perpetradas contra dos centros de rehabilitación para drogadictos: antes de ametrallarlos, los sicarios obligaron a los jóvenes a arrodillarse con la espalda contra la pared. El 2de septiembre, los sicarios asesinaron a 18 chicos mientras rezaban; 13 días después, masacraron a otros 10 muchachos en tratamiento de desintoxicación. Los centros de rehabilitación son lugar de reclutamiento para las pandillas, pero también la única posibilidad para estos muchachos de abandonar el mundo del narcotráfico. Ahora esa puerta también se está cerrando.
El5 de octubre, cinco personas fueron asesinadas en un bar del centro de la ciudad por diez pistoleros con rifles de asalto. Una semana después un grupo de encapuchados asesinó a otros cinco hombres en un taller mecánico.
El Gobierno responsabiliza a los cárteles de la droga de más de 14.000 homicidios desde que el presidente Felipe Calderón ordenó la ofensiva contra el narcotráfico pocos días después de su toma de posesión, el 1 de diciembre de 2006; desde entonces, se ha elevado a 50.000 el número de militares y policías federales que combaten a las mafias. El gobierno de Barack Obama respalda este esfuerzo como demuestra la redada de ayer contra La Familia.
23-X-09, J. Ibarz, lavanguardia