Hace pocos días se publicó un estudio del Guttmacher Institute de Nueva York, según el cual, desde 1999, la mortalidad mundial debida a abortos ilegales se ha mantenido inmodificada: 14 de cada 1000 mujeres, de entre 15 y 44 años, fallecen a causa de abortos practicados en condiciones clandestinas. Es decir, cada ocho minutos, una mujer fallece a causa de un aborto ilegal. El informe también menciona que una tercera parte de los embarazos que se producen mundialmente (208 millones por año) son embarazos no deseados y que en la mitad de ellos termina practicándose un aborto. Indica, asimismo, que un factor para que se practiquen abortos clandestinos es la exigencia de que para ello se deba obtener el consentimiento de un miembro de la familia de la mujer.
Es urgente resolver el problema de los abortos clandestinos. Se requiere mejorar la educación sexual, facilitar las medidas anticonceptivas, abolir las restricciones legales al aborto y asegurar el acceso a una atención sanitaria profesionalmente adecuada, en caso de tener que recurrir a la interrupción de un embarazo.
El informe del Guttmacher Institute concluye que la legalización del aborto constituye un derecho humano básico de la mujer. No hay que olvidarlo: cada ocho minutos fallece una mujer a causa de un aborto clandestino.
23-X-09, CARLES VALLVÉ LEAL, cartasdeloslectores/lavanguardia