"Abominable", es la palabra que utilizó el tailandés Vitit Muntarbhorn para describir la situación de los derechos humanos en Corea del Norte en la presentación de su informe anual ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Se trata de un documento de veinticinco páginas en el que el autor no ahorra críticas al gobierno de Kim Jong Il sobre su constante vulneración de los derechos y libertades de la mayoría de los 24 millones de personas que viven en el régimen más hermético del mundo. Las principales víctimas de estos atropellos son las mujeres, los niños y las personas de edad avanzada.
Si bien la Constitución norcoreana señala la igualdad de derechos entre hombre y mujer, Muntarbhorn desgrana en cada capítulo de su informe los impedimentos y las vejaciones de que son objetos las mujeres por parte del régimen.
Unas vejaciones tan ridículas como la prohibición de ir en bicicleta o llevar pantalones ajustados, acampanados o vaqueros. Y explica también que el gobierno les ha retirado el derecho a vender productos en un mercado si tienen menos de 49 años. Una edad que las autoridades revisaron al alza respecto a su decisión inicial del 2007, cuando la prohibición impedía a las menores de 40 años dedicarse al comercio.
La medida provocó una rebelión femenina. El informe explica que se llegó al enfrentamiento entre las mujeres del mercado y el funcionario que vigilaba el cumplimiento de la ley. Más de mil mujeres protestaron, un hecho insólito en un país donde todo parece bajo control.
A la vista de que con su acción no lograron nada, las mujeres jóvenes han optado por hacerse acompañar de su suegra o de su madre. Las sientan delante de sus puestos y ellas, desde el interior, siguen manejando el negocio. Pero algunas de ellas acaban siendo detenidas y multadas.
Esta represión hacia la mujer tiene su explicación. Según Muntarbhorn, el régimen quiere que la población dependa sólo del Estado. Ello explica que el gobierno ponga todo tipo de cortapisas a la actividad comercial femenina. Teme que se despierte en ellas el afán mercantilista y de lucro y dejen de pensar que hay que trabajar sólo para el Estado.
Sin embargo, la realidad es más materialista. La preocupación de muchas mujeres es que en sus casas no hay nada, o muy poco, con que alimentar a la familia. En el 2008, la ración del sistema de distribución pública de alimentos era de 500 calorías diarias por persona entre mayo y septiembre. En octubre, la ración se subió a 1.000 calorías.
Y es que "la desnutrición sigue siendo una grave causa de preocupación en Corea del Norte", apunta el informe de la ONU. Muntarbhorn señala que en el 2007 la mortalidad infantil era de 55 niños de cada mil nacidos vivos, la desnutrición crónica entre los menores de 5 años era del 37% y del 32% entre las mujeres embarazadas.
28-X-09, I. Ambrós, lavanguardia