La reciente huelga de hambre de Martha Beatriz Roque, por ejemplo, apenas fue seguida en Miami, y eso que tuvo lugar, durante una semana, en casa de Vladimiro Roca, otro disidente histórico.
El régimen responde con la detención momentánea de opositores y con "actos de repudio" a cargo de las "brigadas de intervención rápida" que, formadas por agentes y voluntarios, acosan a los contrarrevolucionarios. La misma estrategia antioposición se sigue contra los manifiestos, los insólitos anuncios de "ayuntamientos de oposición" y los fallidos intentos de reagrupación por parte de los numerosos colectivos de derechos humanos y reivindicación democrática que operan en la isla o desde Miami.
Martha Beatriz Roque Yoani Sánchez
Los disidentes adquirieron o recuperaron gran notoriedad cuando el Parlamento Europeo otorgó a Oswaldo Payá el premio Sajarov 2002 y, aún más, cuando las autoridades encarcelaron a 75 disidentes en la primavera negra del 2003. Desde entonces, los opositores han perdido fuelle mediático.
Los presos de conciencia en su conjunto -las esposas, madres e hijas integradas en el grupo Damas de Blanco- yel portavoz que habitualmente informa de la situación de estos reclusos, Elizardo Sánchez, son materia frecuente de titulares. Pero de la actividad política de la disidencia, a veces un tanto confusa, poco o nada se dice.
Tal pérdida de visibilidad de la oposición cubana puede atribuirse en parte a su propia dispersión y al hecho de que, como concluyen muchos diplomáticos y periodistas, "hoy por hoy no es un factor de cambio". Eso sin perder de vista la evidente eficacia de las técnicas de represión e infiltración que desde siempre socavaron el más mínimo brote o asomo de contrarrevolución en la isla.
Pero lo que de modo más evidente ha eclipsado a la disidencia clásica de un par de años a esta parte es el movimiento bloguero. Cualquier duda al respecto ha quedado despejada en los últimos días, cuando las denuncias de agresión callejera de la multipremiada Yoani Sánchez y su marido, el también bloguero Reinaldo Escobar, así como la entrevista que la primera le hizo a Barack Obama en la red, han llenado cientos de páginas de periódicos y minutos de televisión en todo el mundo.
El Gobierno cubano, a través de sus medios e informadores oficiales o afines, parece haber optado por meter a los ciberdisidentes en el mismo saco que a los de panfleto y fotocopia. Por ahora, ninguno de los cada vez más opositores cibernéticos ha entrado en la cárcel. Pero la detención momentánea de Sánchez y el ataque masivo a su marido en plena calle, el viernes pasado y a cargo de una brigada "espontánea" de adictos al sistema, parecen avisos.
Al mismo tiempo, los disidentes tradicionales empiezan a crear sus propios blogs, páginas web y sitios en internet. Saben que, pese a que sólo el 13% de los cubanos disponga de acceso directo a la red y la mayoría lo tenga limitado a intranets y cuentas de correo administradas por el gobierno, la nueva tecnología es ineludible. Pero la que da clases de navegación y creación de espacios cibernéticos, en su propia casa, es Yoani Sánchez. Los nuevos les han tomado la delantera.
Los blogueros cubanos no constituyen oposición en sentido estricto ni han presentado alternativas políticas compactas o planes de acción conjuntos. De momento, sólo protestan contra las restricciones materiales y de derechos que acogotan a los isleños. Sus salidas a la calle son por ahora una excepción. Apenas se les ve. Pero se les lee y se les escucha. Cada día hacen más ruido.
25-XI-09, F. García, lavanguardia