China condenó ayer a muerte a cinco personas, y a otras dos a cadena perpetua, por su participación en los disturbios étnicos de julio pasado, en los que murieron 200 personas en Urumqi, capital de la región de Xinjiang. Los acusados fueron identificados como miembros de la minoría uigur, de religión musulmana y etnia mayoritaria en Xinjiang, enfrentada a la etnia de los hanes, mayoritaria en China. A los condenados se les acusa del homicidio de un policía y nueve civiles. En noviembre, China ya ejecutó a otros nueve uigures por su presunta implicación en la violencia étnica.
4-XII-09, ap, lavanguardia