El reino alauí cuenta desde el año pasado con un estatus privilegiado en sus relaciones con la UE, con la que el próximo marzo celebrará su primera cumbre bilateral en Granada. Numerosos eurodiputados han pedido a España que la cancele para denunciar los atropellos del país norteafricano contra los derechos humanos.
Lo que ha revelado el desenlace de la crisis es la escasa dimensión de la fortaleza de España. Lo mejor de la gestión de Moratinos ha sido lograr que Estados Unidos y Francia intervengan. Lo más penoso es por qué han tenido que intervenir. La clave la dio el presidente Zapatero cuando invocó los intereses nacionales. Traducido a nuestro idioma: no nos podemos permitir el lujo de incomodar a Marruecos. Dicho de forma más brusca: dependemos demasiado de las llaves que tiene Marruecos, que empiezan en Ceuta y Melilla, pasan por el control de pateras y otras formas de inmigración, y desembocan en la supuesta, pero invocada, contención del terrorismo islamista. Esas tres llaves nos condicionan tanto, y el régimen de Mohamed VI las maneja con tal habilidad, que desprendemos un inevitable aroma de dependencia. ¿O habrá que decir de sumisión?
El Aaiún, ya en calma, abraza a Aminatu Haidar (42 años, dos hijos), que al fin descansa en su cama, en el barrio de Casa Piedra. Desde allí se expresó ayer: un espíritu firme bajo una voz frágil.
“Es Marruecos quien debe
pedir perdón –dijo–. Yo nunca
voy a pedir perdón al rey
(Mohamed VI), ni a ningún
otro, porque no soy culpable,
no soy criminal”. Le esperan
días de reposo. El doctor Domingo
de Guzmán, el mismo
que le ha atendido durante el
proceso, los 32 días de huelga
de hambre, calcula que la
activista no reaparecerá en
escena en los próximos dos
meses. “Estas situaciones de
estrés sobre el organismo
pueden traer secuelas tal vez
imperceptibles a corto plazo”,
dijo el médico. Por ahora,
Haidar, que ha perdido
alrededor de seis kilos (pesa
57,6 kg), no come alimentos
sólidos: recibe una dieta líquida,
a base de agua y sueros,
para evitar que su organismo
se colapse. Pasarán algunos
días antes de que su cuerpo
pueda digerir cualquier otro
alimento. “No ocurrirá antes
de una semana o diez días”,
dijo el doctor Guzmán. Mientras
se apagan los ecos de las
manifestaciones que habían
envuelto El Aaiún en la noche
del jueves, Haidar insiste
en su cruzada. “Seguiré mi
lucha hasta el final –dijo–. La
mía ha sido la victoria de la
justicia, de los derechos humanos”.
Es evidente que no
está sola: sigue en pie la concentración
prevista para hoy
en Madrid, convocada por
PSOE, IU, UPyD, ERC, BNG
y Partido Comunista, junto a
grandes sindicatos y a grupos
de apoyo a la causa saharaui.
“El Gobierno de Zapatero no
ha podido hacer nada, y por
eso ha pedido ayuda a la
ONU, Estados Unidos y Francia,
y ha presionado al Polisario
en lugar de a Marruecos”.
19-XII-09, J.C. Merino/B. Navarro/F. Ónega, lavanguardia