Once años de cárcel por "incitar a la subversión del poder del Estado" es la sentencia que la justicia china ha dictado contra el disidente político Liu Xiaobo. Es la pena más dura que se ha aplicado a un activista de los derechos humanos por pedir democracia en en este país. El fallo constituye todo un portazo a Estados Unidos y Europa que habían exigido la liberación de Liu.
Washington pidió su liberación inmediata y se quejó por el hecho de que las autoridades chinas no permitieran al personal de su embajada y de otras legaciones asistir al juicio. La presidencia sueca de la UE manifestó su "honda preocupación por la desproporcionada condena".
La canciller alemana, Angela Merkel, lamentó "que el gobierno chino, a pesar de los importantes progresos en otros ámbitos, siga limitando la libertad de prensa y opinión".
Liu llevaba un año en prisión preventiva. Como profesor universitario de literatura y presidente de honor del Pen Club de escritores independientes chinos impulsó el manifiesto Carta 08, que pide unas elecciones por sufragio universal que acaben con el sistema de partido único. Asimismo, escribió seis artículos críticos con el Partido Comunista que colgó en internet.
El miércoles por la mañana, Liu compareció ante un tribunal de Pekín acusado de traición. La vista no llegó a las tres horas. La defensa sólo tuvo 14 minutos para explicar su posición.
El viernes por la mañana se conoció la sentencia. La agencia Xinhua informó que el tribunal aseguró "haber seguido estrictamente el procedimiento judicial en este caso y protegido plenamente los derechos de la defensa de Liu".
Nunca, hasta ahora, ningún otro activista en favor de los derechos humanos había sido condenado a tantos años de cárcel.
La Carta 08 fue firmada por otros 300 activistas que ahora, según China Rights Defenders, pueden correr una suerte similar a la de Liu, y la verdad es que no hay otra lectura posible. Con Liu Xiaobo las autoridades chinas han aplicado la táctica de lo que se denomina shaji geihoukan,cuya traducción es "matar al pollo para espantar a los monos". Es decir, nadie puede discutir el poder del Partido Comunista.
"Con esta sentencia, el Partido Comunista anuncia al mundo y al pueblo que utilizará todo su poder para garantizar su régimen unipartidista, en lugar de aplicar reformas", señaló la profesora jubilada Ding Silin.
Pero la condena a este intelectual que el próximo lunes cumplirá cincuenta y cuatro años, también es un portazo en la cara de Europa y Estados Unidos, que habían pedido de forma reiterada su inmediata liberación. Una actitud, que fue duramente criticada por las autoridades chinas. La portavoz de Exteriores, Jiang Yu, arremetió el pasado jueves contra los diplomáticos y gobiernos que habían reclamado la libertad de Liu Xiaobo. Les instó a "respetar la soberanía judicial de China y dejar de interferir en sus asuntos internos".
Antes de partir a cumplir su condena Liu Xiaobo pudo despedirse de su mujer, Liu Xia, que esperaba una pena rigurosa pero no tan severa. El juez les concedió diez minutos en una sala del mismo tribunal. "Nos reímos y hablamos sobre nuestra familia y amigos", explicó ella luego a diversos medios de comunicación. "Sólo tuvimos tiempo de desearnos suerte el uno al otro ante la vida que nos espera", añadió.
Liu Xiaobo tiene intención de recurrir la sentencia. La convención internacional sobre Derechos Políticos y Civiles, que China ha firmado, garantiza el derecho a la libertad de opinión.
27-XII-09, I. Ambrós, lavanguardia