añoranza de (la Comisaria Europea) Emma Bonino -con Haití al fondo-

En Haití hay ahora un presidente -René Preval- que vive en el aeropuerto porque se ha quedado sin palacio. Hay una cárcel vacía y 3.000 delincuentes en la calle. Quizá 200.000 muertos. Supervivientes que mueren de sed y de hambre. Heridos agangrenados. Haitianos contra haitianos.

Este desastre es la peor de las pruebas para la incipiente estructura exterior de la Unión. Mientras en Puerto Príncipe vemos lo que hay, en Bruselas se estudia dónde tiene que sentarse (físicamente) Lady Ashton en sus intervenciones parlamentarias. La nueva zarina de la política exterior europea debuta hoy en el Parlamento. Tras mucho pensar, se ha decidido que la baronesa se cambie de sitio según hable como vicepresidenta de la Comisión o como Alta Representante. Algo vital.

A tan sólo 12 días inaugurarse la Europa post-Tratado de Lisboa, esta tragedia prueba las aguas de la Vieja-Nueva Europa. Es la ley de Murphy: la Unión funciona hasta el próximo 1 de febrero con el colegio de comisarios a medio gas.

El comisario de Desarrollo y Ayuda Humanitaria en funciones, el belga Karel de Gucht, tiene la vista puesta (como es lógico) en su próximo trabajo, que será el de Comercio. Hasta mañana no irá a Haití. Qué lejos quedan los días en los que Emma Bonino se ocupaba de esa cartera. La energética comisaria hacía excelente tándem con Alberto Navarro, un diplomático español que ahora ocupa la embajada de España en Lisboa y que entonces lideraba la ECHO (la European Community Humanitarian Office sigue teniendo el mayor presupuesto de ayuda humanitaria del mundo)...

Con esta interinidad, no es extraño que la Unión Europea haya tardado una semana en aprobar la ayuda que destinará a Haití. Ayer, la Unión triplicó el monto dado por Estados Unidos y por el Banco Mundial y equiparó prácticamente a la de Naciones Unidas, que ayer rondaba ya los 300 millones de euros tras el flash appeal del pasado viernes.

La archimillonaria ECHO sólo había podido destinar hasta ahora tres millones de euros precisamente porque ése el tope que está autorizado a disponer sin la autorización del colegio de comisarios.

Eso, con un presupuesto para cooperación exterior de 8.000 millones de euros (el 45% de ese total es para ayuda ayuda humanitaria y al desarrollo). Haití será la primera gran prueba que ayude a responder la eterna pregunta: ¿Está condenada la Unión Europea a ser un gigante económico y un enano político?

19-I-10, A. Romero, elmundo