Las autoridades malasias han aplicado por primera vez la rigurosa charia o ley islámica que permite azotar mujeres. Las víctimas han sido tres jóvenes acusadas de adulterio. El castigo ha provocado un debate sobre el derecho a la intromisión en la vida privada de las personas de este país del sudeste asiático, que pretende ser un modelo de integración multicultural con una mayoría de población musulmana.
El Gobierno anunció ayer que el castigo fue aplicado el 9 de febrero. El ministro de Interior, Hishammuddin Husein, explicó que las tres jóvenes sufrieron el castigo en una cárcel de mujeres de las afueras de Kuala Lumpur, tras haber sido halladas culpables de adulterio.
Según las mismas fuentes, junto a las tres mujeres, otros cuatro hombres fueron azotados en aplicación de las sentencias que dictaron en diciembre los tribunales religiosos que, en Malasia, funcionan en paralelo a la justicia civil.
Kartika Sari Dewi Shukarno
Conocedor de las repercusiones negativas que la aplicación de esta pena tiene para Malasia, Hishammuddin Husein se apresuró a justificar la medida. "Espero que no surjan más problemas a causa de las sentencias de azotamiento que los tribunales de la charia pueden imponer a las mujeres musulmanas. El castigo apunta a educar y a dar una oportunidad a quienes han pecado para que en el futuro opten por el camino recto", dijo Hishammuddin Husein, que agregó que ninguna de las tres mujeres resultó con heridas, publica el diario The Star.
Según un funcionario del ministerio del Interior, cada una de las mujeres recibió entre cuatro y seis azotes en la espalda con una vara gruesa de ratán y no en las nalgas y con la vara más fina con que se castiga a los violadores y contrabandistas de droga.
El inesperado anuncio del gobierno ha vuelto a reavivar el debate que el país ya vivió en verano sobre este tipo de condenas. Entonces la condenada fue una modelo musulmana de 32 años, Kartika Sari Dewi Shukarno, a la que acusaron de beber una cerveza en público. El castigo está pendiente de ser aplicado...
Esta condena, además, genera conflictos entre las distintas minorías sociales de Malasia, un país que se rige por un sistema legal dual. Sólo se aplica a los musulmanes - casi dos tercios de los 28 millones de habitantes-que se rigen por la charia.En cambio, los no musulmanes - chinos, indios y otras minorías-no se ven afectados, ya que se les aplican leyes civiles.
19-II-10, I. Ambrós, lavanguardia