Cada 75 minutos, una persona es asesinada en esta ciudad. En diez días han muerto 112, la mayoría de entre 20 y 35 años. En todo el 2007, en Juárez hubo 316 homicidios; en el 2008, ya fueron 1.607; en el 2009, se llegó a 2.640. El elevado número de homicidios provoca que los servicios forenses se colapsen varias veces al año. En tal caso, los cadáveres tienen que esperar turno para la autopsia. Algo parecido ocurre en los cementerios: los sepultureros andan desbordados de trabajo abriendo y tapando fosas. El pasado 31 de diciembre, los padres de los quince muchachos asesinados durante una fiesta de cumpleaños pasaron un doble calvario hasta que les entregaron los cuerpos de sus hijos.
El aumento de los homicidios provoca el cierre de maquiladoras, restaurantes y todo tipo de negocios. Hasta hace unos tres años, Ciudad Juárez era un destino popular entre los turistas estadounidenses en busca de tequila y diversión. Ahora, la mayoría de locales bajó las persianas. Por el contrario, la llamada industria de la muerte está en bonanza. En los dos últimos años se han abierto 43, cuando en el 2005 tan sólo había 25. Algunas tienen tres pisos y hasta una docena de capillas, con el fin de poder ofrecer servicios a varias familias a la vez. Se tiene cuidado de que no coincidan asesinos con asesinados.
Funerarias del sur y centro de México están abriendo sucursales en Ciudad Juárez... las funerarias son extorsionadas. Las bandas criminales exigen el pago de una cuota para que puedan operar. Como consideran que el negocio es muy próspero, la cantidad es elevada. A los que no cumplen, los matan y les queman el edificio. Evidentemente, nadie pone una denuncia.
21-II-10, J. Ibarz, lavanguardia