Tras alcanzar Torrejón de Ardoz en la noche de ayer, sobre la una de la madrugada, Walid Hijazi (29 años) desaparecía de escena. Carpintero en Gaza (Palestina), reo en Guantánamo desde enero del 2002, se trata del primero de los presos de la cárcel estadounidense liberados y extraditados a España, hasta un máximo de cinco. Aquí, Hijazi disfrutará de una existencia anónima, o eso se ha propuesto el Gobierno español, que le concederá un permiso de residencia por razones humanitarias y le permitirá moverse con libertad dentro del territorio. "Ahora bien, esa libertad de movimientos queda restringida al país que le acoge", apuntó Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior, en el Congreso: vino a decir que Hijazi no podrá salir de España.
Se trata del primero de los cinco presos que, como máximo, España piensa adoptar. No hay más datos en ese ámbito. Se ignora cuándo llegará el resto de liberados. Por ahora, el Gobierno sólo ha confirmado a este diario la adopción de un preso yemení, una gestión que se demorará varias semanas. "Las negociaciones con Estados Unidos son complejas. Los presos deben cumplir unos requisitos concretos. No puede venir cualquiera y en cualquier momento", dijeron fuentes ministeriales.
"Ninguno de ellos puede tener causas pendientes con Estados Unidos -aclaró el ministro Rubalcaba-, ni con la UE, ni con sus países de origen. Esto es lo que habíamos pactado con los estadounidenses".
La llegada de Hijazi escenifica la postura europea ante el cierre de Guantánamo, compromiso que cobra forma. "España, como todos los países europeos, pretende que Estados Unidos clausure la prisión lo antes posible", dijo Carme Chacón en Palma de Mallorca, escenario de la reunión informal de ministros de Defensa europeos. "Está clara la posición de todos".
Se ignora el futuro de Hijazi. El Gobierno tratará de ocultar su paradero: tan sólo le ha concedido un permiso de residencia por razones humanitarias, posibilidad amparada por la ley de Extranjería y avalada por la vicepresidenta De la Vega. "Se están cumpliendo todas las garantías de seguridad y jurídicas", dijo ayer, lectura que comparte el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Otra cosa es el pasado de Walid Hijazi. Hijo de un carpintero de Jan Yunes, al sur de Gaza, el más pequeño en una familia de trece hermanos, se le había localizado en Arabia Saudí y se le había detenido en Pakistán, acusado de terrorista. Encarcelado en Guantánamo en el 2002, entonces se le había etiquetado: era el preso 49. º
Libre sin cargos desde febrero del 2008, ningún país había aceptado su adopción hasta ahora. "Tampoco puede regresar a Gaza, donde su vida peligra", según fuentes ministeriales. Ese es otro de los requisitos para su extradición. En España, su situación se antoja compleja. Hijazi no habla inglés, y mucho menos castellano, y se ignora qué le ofrece el Gobierno español, a priori implicado en su rehabilitación. Por ahora, sólo se le garantiza la privacidad. "Por encima de cualquier cosa, hay que asegurarse de que podrá rehacer su vida", insistieron fuentes ministeriales. Desde Gaza, sus padres han anticipado que piensan visitarle.
25-II-10, S. Heredia, lavanguardia