los prisioneros políticos, rehenes en el chantaje castrista

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Un canje de prisioneros. Esta es la solución que los hermanos Castro proponen a Estados Unidos para finiquitar el asunto de los reclusos políticos en Cuba. Los gobernantes de la isla pretenden que Washington ponga en libertad a sus "héroes antiterroristas": los cinco agentes cubanos detenidos en Miami en 1989 y condenados en el 2001, por espionaje y conspiración para asesinar, a penas de entre 15 años de prisión y cadena perpetua. Si EE. UU. accediera a dicha liberación, La Habana dejaría libres y deportaría al medio centenar de los 75 detenidos en la primavera negra del 2003 que siguen presos. El trato parece hoy improbable, pero es lo que hay sobre la mesa.


Guillermo Fariñas             Orlando Zapate Tamayo

Raúl Castro lo dejó claro hace un año, durante una visita a Brasil: "Esos prisioneros (los presos políticos cubanos)... ¿Quieren soltarlos?", dijo dirigiéndose a EE. UU. "Que nos lo digan: se los mandamos para allá con familia y todo. Pero que nos devuelvan a nuestros cinco héroes. Es un gesto de ambas partes", proclamó el presidente tras insistir en su negativa a toda cesión unilateral por parte de su gobierno.

Los medios cubanos recuerdan de vez en cuando la propuesta de canje de modo implícito o expreso. Así que la oferta sigue en pie en este momento crítico para las relaciones del país con el exterior, cuando la muerte del preso político Orlando Zapata tras 86 días en huelga de hambre, así como el ulterior ayuno de protesta emprendido por otros cuatro reclusos y el disidente Guillermo Fariñas, ha desatado las críticas internacionales y ha multiplicado las exigencias de liberación de los 200 prisioneros políticos que Amnistía Internacional contabiliza en la nación caribeña.

Por muy difícil que para Estados Unidos sea ahora aceptar tal canje, la iniciativa mantiene plenamente su vigencia desde el punto de vista cubano. Y no podía ser de otra manera, puesto que se trata, según el portavoz de la opositora Comisión para los Derechos Humanos de Cuba, Elizardo Sánchez, de "una idea del comandante en jefe", Fidel Castro. "Él fue quien lo planteó, bajo la fórmula de 1 por 25. Por eso detuvieron a 75 personas", sostiene.

Los cinco espías encarcelados, a los que el aparato comunista considera adalides de la lucha antiterrorista que no buscaban sino desmantelar planes de atentado contra la isla financiados por Washington, son: Gerardo Hernández, condenado a dos cadenas perpetuas, una por espiar y otra por conspirar en relación con el derribo por cazas cubanos, en 1996, de dos avionetas del grupo anticastrista Hermanos al Rescate de Miami, cuyos cuatro tripulantes murieron; Ramón Labañino, sentenciado primero a cadena perpetua y finalmente a 30 años por espionaje y suplantación; Antonio Guerrero, condenado a 21 años y 8 meses tras conmutarse su cadena perpetua, también por espiar; Fernando González, que por el mismo delito debe cumplir 17 años y 9 meses de cárcel (primero eran 19 años), y René González, sentenciado a 15 años, igualmente como espía.

La causa de "los Cinco" es motivo de amplio despliegue propagandístico en Cuba desde hace años. El "injusto y arbitrario proceso", como se califica, llena páginas del Granma con prolijos textos sobre las supuestas irregularidades en los juicios. Carteles con fotos de los "Héroes" y explicaciones del caso cuelgan de las paredes de los establecimientos.

Otra ficha en el tablero de un pretendido canje entre Cuba y EE. UU. es el contratista norteamericano Alan Gross, detenido en la isla desde hace tres meses bajo acusación de espionaje por haber proporcionado equipos de comunicaciones a disidentes. Un enviado de Washington a las conversaciones bilaterales sobre temas migratorios exigió a La Habana, el 19 de febrero, la inmediata liberación de Gross.

2-III-10, F. García, lavanguardia