"Todo lo que los serbios hicimos fue en legítima defensa", aseguró ayer Radovan Karadzic ante el Tribunal Internacional que le juzga por la masacre de ocho mil musulmanes en Srebrenica y el largo asedio a la ciudad de Sarajevo. El ex presidente serbobosnio, acusado de genocidio, leyó ayer durante cinco horas su alegato de defensa, una fase del juicio que fue aplazada en octubre para darle tiempo a prepararla personalmente. Desafiante, Karadzic se arrancó aclarando que no negaría su papel en la defensa de la causa serbia, que calificó de "justa y sagrada". Según su versión de los hechos, actuó para defender a los suyos de un complot islamista que lideraba el presidente bosnio Alija Izetbegovic. Karadzic calificó de "montaje" el ataque a un mercado en Sarajevo que costó la vida a 78 personas; los cadáveres, dijo, se llevaron después para ser filmados por los medios occidentales, a los que implicó en la conspiración internacional que le ha llevado hasta La Haya. Karadzic terminará de leer hoy sus argumentos. La acusación presentará su primer testigo el miércoles.
2-III-10, B. Navarro, lavanguardia
Radovan Karadzic afirmó ayer ante el Tribunal de La Haya, que lo juzga por genocida y criminal de guerra, que las dos principales atrocidades cometidas en Bosnia entre 1992 y 1995 son mitos. Sobre los 44 meses de cerco a la ciudad de Sarajevo, que causó 12.000 muertos, asegura que la capital bosnia "nunca fue una ciudad asediada (por las tropas serbias), sino una ciudad dividida". Sobre la matanza de Srebrenica, donde murieron más de 7.000 personas, afirma que es "un mito falso". El antiguo líder serbio de Bosnia Herzegovina insiste en que él no tuvo nada que ver con lo que allí sucedió. Las pruebas en su contra y sobre lo que ocurrió en Sarajevo y Srebrenica son abrumadoras. Karadzic afirma que muchos de los ataques que sufrió Sarajevo fueron lanzados por los propios bosnios para forzar la intervención de la OTAN. También acusó a los bosnios de utilizar escuelas y hospitales como centros del mando militar, convirtiéndolos en "objetivos legítimos" de la artillería y los francotiradores serbios. Karadzic sostiene que no hubo limpieza étnica en Srebrenica ni en ningún otro lugar de Bosnia, sino simple autodefensa serbia de los ataques de los musulmanes bosnios. Los supervivientes de la masacre presentes en La Haya reaccionaron con indignación.
3-III-10, B. Navarro, lavanguardia
Incluso en España, donde había ido a refugiarse a principios de esta década, Veselin Vlahovic (41 años) había seguido delinquiendo, disparando y robando. Su recorrido es largo, tanto como para que se le atribuyan centenares de asesinatos, violaciones y torturas, la mayoría de ellas entre 1992 y 1995, durante la guerra de Bosnia. El juez no le dejará tomar oxígeno. El monstruo de Grbavica,como se le conoce, ha sido encarcelado: está incomunicado y sin fianza.
Entre los bosnios, aún hay quien se sobrecoge cuando oye hablar de Grbavica. Se trata de un suburbio de Sarajevo, cuarteado y destruido durante la guerra de los Balcanes, escenario de miles de asesinatos e inspiración de una película, Grbavica,premiada con el Oso de Oro de Berlín en el 2006. Allí, cuentan los bosnios, los chetniks habían campado a sus anchas en aquellos días.
Según los informes policiales, Vlahovic, antiguo boxeador, fue un chetnik (nacionalista paramilitar serbio), uno de los más despiadados de la época. Serbia lo reclama por asesino. Bosnia, por genocida. Montenegro, por ladrón. Su rastro es desolador: a su paso, mujeres y niños fueron violados y asesinados. El número es incontable, la encarnación de la maldad. Sin embargo, llevaba años fuera del foco policial, tras escaparse de la cárcel de Podgorica (2001), oculto en el Mediterráneo, reventando pisos, supermercados y tiendas por el método del butrón, ejerciendo de líder de una banda organizada del Este.
Que Vlahovic haya sido detenido en Altea no es casual. Según la última memoria de la fiscalía de Alicante, las bandas del Este de Europa - rumanos, serbios y rusos-,y también del Magreb y China, "están cada vez más radicadas" en la provincia, informa Salvador Enguix.
Mucho de eso se ha anticipado. En La cosa nuestra (1990), Jordi Bordas y Eduardo Martín de Pozuelo, periodistas de La Vanguardia,contaban cómo las mafias internacionales buscaban refugio en esta zona, en localidades tan bellas como Altea, Xàbia, Moraira o Benidorm. La realidad explica cómo criminales como Vlahovic encuentran en el Mediterráneo valenciano, y también en el catalán, el entorno adecuado para cometer sus delitos y eludir el acoso policial. Les ampara la anonimia y la posibilidad de elaborar decenas de documentos falsos.
El recorrido de Vlahovic se ha truncado de forma violenta. No se rindió de cualquier manera: plantó cara a los agentes que habían ido a detenerle. "Ahora sé que puedo morirme en paz", dijo, desde Bosnia, Natasa Bengic, madre de Goran Cengic, popular jugador de balonmano degollado por Vlahovic en 1992.
3-III-10, S. Heredia, lavanguardia