Los obispos italianos han entrado de lleno en campaña electoral, a pocos días de los comicios en 13 regiones, con un llamamiento a los votantes católicos para que no elijan opciones que favorezcan el aborto, la eutanasia o los matrimonios homosexuales. En la práctica, la intervención de la Iglesia es un espaldarazo al partido de Silvio Berlusconi, el Pueblo de la Libertad (PdL), que pretende arrebatar a la izquierda el control de algunas regiones, sobre todo el Piamonte y el Lacio.
El diario progubernamental Libero acogió con tanto entusiasmo la ayuda episcopal que publicó ayer en portada una caricatura en la que se veía a Benedicto XVI y a Berlusconi (vestido también como papa), con el siguiente título: "El Cav (diminutivo de il Cavaliere)y el Papa, unidos en el voto antiaborto". El otro periódico de la órbita berlusconiana, Il Giornale,era aún más claro: "Los obispos advierten: no votad a la izquierda".
El mensaje textual que ha transmitido el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Angelo Bagnasco, no alude de manera directa a qué partidos hay que votar y a cuáles no. Pero las palabras son inequícovas y la intencionalidad diáfana. Bagnasco anima a "escoger con mucha atención" el voto , al tiempo que considera "no negociables" cuestiones como la protección estricta de la vida, del inicio al fin, y un concepto de familia basado en el matrimonio de hombre y mujer. Califica el aborto de "crimen inconmensurable" y "hecatombe progresiva". Y habla de la píldora abortiva RU486 como una muy peligrosa "banalización" del aborto yun intento de conseguir su "invisibilidad ética".
Para compensar un poco su toma de posición, Bagnasco también criticó la corrupción e indicó que no puede haber coartada alguna para el político que roba.
Quizá fuera una coincidencia, pero el mismo día en que los obispos se pronunciaron, también lo hizo Berlusconi en una nota de solidaridad con el Papa por el escándalo de la pederastia. El primer ministro alabó al Pontífice por su respuesta a la crisis y destacó su carisma, al tiempo que destacó el bien que producen las raíces cristianas.
Berlusconi y la Iglesia católica son una extraña pareja de conveniencia. Los obispos italianos y el Vaticano cerraron los ojos o fueron muy suaves ante los escándalos del primer ministro, un hombre que encomia las raíces católicas pero que se está divorciando por segunda vez, hace gala de ser un donjuán y organizó numerosas fiestas con chicas -algunas prostitutas- a las que triplicaba en edad. En la actual coyuntura, para la Iglesia es vital que la izquierda no gane en regiones como el Lacio, donde la candidata a gobernadora, la radical Emma Bonino, es declaradamente proabortista y pro derechos de los homosexuales.
Berlusconi, en la recta final de campaña, concede muchas entrevistas. En una de ellas, a La Stampa de Turín. consideró "ofensivo" que se piense en su sucesión, en el 2013 (final de esta legislatura), porque se siente "en plena forma". Hace unos días bromeó diciendo que confiaba en vivir 150 años.
24-III-10, E. Val, lavanguardia