Franklin Pelegrino del Toro, uno de los tres disidentes cubanos que en las pasadas semanas se declaró en huelga de hambre para demandar la liberación de los presos políticos, decidió ayer tirar la toalla. Tanto el psicólogo y periodista Guillermo Fariñas como el médico Darsi Ferrer, este último en prisión desde julio, mantienen el ayuno que, como el anterior, iniciaron a raíz de la muerte del recluso de conciencia Orlando Zapata.
Franklin Pelegrino del Toro
Pelegrino, de 38 años, barbero de profesión y miembro del ilegal Partido Republicano Cubano, ofreció distintos argumentos para justificar su renuncia a la abstinencia que mantenía desde hacía casi mes y medio en su propia casa en la localidad de Cacocum (provincia de Holguín). "Hago falta vivo, para luchar por Cuba, y no muerto", dijo. De ello le habían persuadido, explicó, sus parientes y amigos. "El clamor de la disidencia interna, mi familia y hasta las iglesias y los hermanos del exilio me convencieron".
El opositor también relacionó su abandono con el discurso que el presidente Raúl Castro pronunció el domingo, cuando afirmó que su gobierno jamás cedería al chantaje de los huelguistas ni de sus "patrocinadores": según él, la Unión Europea, EE. UU. y los medios de ambas potencias. "Es ilógico - declaró Pelegrino-que yo siga en esta huelga cuando ya él (Castro) dijo que no aceptará ningún chantaje".
Como Fariñas, Pelegrino disponía de una portavoz que le comunicaba con cuantos periodistas deseaban hablar con él. Esta representante, María Antonia Hidalgo, leyó ayer un comunicado en el que se subrayaba que se había "salvado una vida" y así Cuba contaba de nuevo con un "valioso luchador en momentos en que la redención está cerca".
Horas antes de hacer firme el fin de su plante, Pelegrino había avanzado la posibilidad de abandonar. Pero entonces expuso razones diferentes. Tras mostrarse preocupado por las dos hipoglucemias que acababa de sufrir (paliadas con suero); por los dolores y la sordera parcial que padecía y porque su vida se hallaba "en peligro", el disidente afirmó: "Mi ayuno ya sirvió. Tras la muerte del hermano Zapata le dimos al Gobierno hasta el 6 de abril para que se pronunciara sobre los presos". Así que el punto final a su huelga no podía juzgarse, dijo, como una derrota ante el Ejecutivo.
Pelegrino llevaba 40 días sin comer: tres más que Fariñas, que tampoco bebe líquidos aunque recibe alimentación intravenosa a base de sueros en el hospital de Santa Clara donde está internado. La huelga de Pelegrino no se anunció oficialmente hasta el 30 de marzo, cuando también se confirmó la emprendida el día 20 de ese mes por Darsi Ferrer en la prisión habanera de Valle Grande.
8-IV-10, F. García, lavanguardia