Alguien se cruzó ayer en su camino cuando salía de su apartamento en el centro de Moscú para ir al trabajo. Uno de los jueces más destacados del Tribunal de Moscú, a Eduard Chuvashov le había correspondido presidir dos casos de asesinato por odio racial que han tenido considerable repercusión mediática. El desconocido levantó el arma y disparó al pecho. Luego, remató al magistrado con un disparo en la cabeza. El tiro de seguridad.
Según la policía, antes de abandonar la escena del crimen, en el rellano de la escalera del tercer piso, el meticuloso pistolero se detuvo a recoger los casquillos. Los vecinos dijeron que sólo habían oído dos chasquidos, ninguna detonación. Al parecer, el pistolero utilizó un silenciador. Todos los datos indican que el hombre que ayer mató al juez Chuvashov era un sicario, un asesino a sueldo. Como en otros sonados asesinatos por encargo en Rusia, ahora queda por averiguar lo más difícil: por qué y quién pagó.
A Eduard Chuvashov, de 47 años, le mataron ayer alrededor de las 08,50 de la mañana. Las cámaras de seguridad del edificio donde vivía grabaron al supuesto sicario. Pero no será fácil identificarle. La descripción del hombre que busca ahora la policía es muy general: vestía unos pantalones vaqueros, una cazadora negra y se cubría el rostro con una gorra oscura. Estatura: 1,75-1,80. Fisonomía eslava. No más de 30 años.
La comisión policial que se ha hecho cargo del caso cree que el asesinato del magistrado podría estar relacionado con su trabajo, según la agencia Interfax. Chuvashov había presidido al menos dos procesos contra organizaciones ultranacionalistas.
El 25 de febrero de este año, Chuvashov condenó a nueve miembros del grupo neonazi Lobos Blancos a penas de hasta 23 años de cárcel. Fueron encontrados culpables de participar en 11 violentos asesinatos. En 2007, el día del nacimiento de Adolf Hitler, golpearon hasta la muerte a un ciudadano uzbeko y luego colgaron en internet el vídeo de la mortal paliza. La mitad de los encausados eran menores. En los siguientes ataques, los jóvenes comenzaron a utilizar cuchillos. Una de las víctimas recibió hasta 29 puñaladas.
La semana pasada, Chuvashov dictó su última sentencia por motivos raciales, contra la llamada banda de Ryno, un violento grupo de skinheads. Su jefe, Artur Ryno, ya fue condenado en diciembre al máximo que permite la ley para un menor, diez años de cárcel por varios asesinatos con motivos racistas.
Aunque la sala de Chuvashov también ha juzgado casos llamativos sobre corrupción o fraude, el magistrado comenzó a recibir amenazas durante el proceso contra los Lobos Blancos. Galina Kozhevnikova, subdirectora del Centro Sova, una ONG que se ocupa de los crímenes por racismo, dijo ayer que el juez recibió serios ataques desde internet. Según la activista, el líder de la organización ultranacionalista Russky Obraz escribió en su blog en enero pasado que Chuvashov quería que se matara a todos los rusos. También se incluía su fotografía. La página web se llenó de comentarios pidiendo que se asesinara a Chuvashov, pero luego se retiraron, dijo Kozhevnikova.
Dos miembros de Russky Obraz fueron detenidos en enero de 2009 por el asesinato del abogado Stanislav Markelov, especializado en derechos humanos, y la periodista Anastasia Baburova.
Últimamente, las organizaciones de extrema derecha están atacando a funcionarios y activistas que se oponen a su violencia, dicen en Sova. El año pasado murieron 60 personas y 306 resultaron heridas en ataques racistas en Rusia, según sus datos.
13-IV-10, G. Aragonés, lavanguardia