Para Holanda, el arresto y entrega a la justicia internacional del general Ratko Mladic es la condición imprescindible para dar luz verde a cualquier avance en las relaciones. Aunque el fiscal general del Tribunal Internacional afirma que Belgrado cada vez coopera más en el caso, el Gobierno holandés mantiene bloqueada la ratificación y aplicación de un relevante acuerdo bilateral de asociación con la UE. Tiene además la llave de la decisión de los Veintisiete para dar seguimiento a la demanda de adhesión de Boris Tadic y encargar a Bruselas que evalúe sus posibilidades de ingreso. Con un gobierno en funciones hasta junio, cuando se celebrarán elecciones legislativas, resulta difícil imaginar que Holanda sea capaz de tomar una decisión de tal calado y sensibilidad nacional antes del final de la presidencia española de la UE, el día 30 de ese mes.
El Parlamento serbio ha puesto el dedo en la herida abierta que sigue siendo Srebrenica, la masacre de bosnios musulmanes cometida en 1995, con una inédita declaración de condena en la que pide perdón a las víctimas y que podría facilitar la reconciliación en los Balcanes, aunque se ha logrado a costa de una gran división interna.
El texto viene impulsado por el Gobierno, proeuropeo, con el ánimo de tender puentes a la Unión Europea para negociar cuanto antes su adhesión al club. Solicitada formalmente por el presidente Boris Tadic en diciembre del año pasado, el dossier está bloqueado especialmente por Holanda, el país cuyos cascos azules debían proteger la población y que evoca el episodio de forma traumática.
La indefinición política holandesa -el Gobierno dimitió en febrero y sólo gestiona asuntos menores- podría comprometer los esfuerzos de la presidencia española de la UE, y muy en particular del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel ÁngelMoratinos, por impulsar el acercamiento de Belgrado. La alta representante de Política Exterior, Catherine Ashton, felicitó a las instituciones serbias por dar este paso hacia la reconciliación regional, pero recordó que hay más obstáculos.
El término genocidio, como la ONU califica la matanza, se excluyó deliberadamente del texto, votado el miércoles de madrugada, para captar el apoyo de la oposición nacionalista. Al final, no fue posible. A sus ojos, la declaración alimenta la imagen inculpatoria que los libros de historia dan del país por su papel en las guerras balcánicas de los noventa e ignora los crímenes cometidos contra Serbia. La resolución tuvo el apoyo de 127 diputados de los 250 de la Cámara, aunque sólo 173 estaban presentes.
Las disculpas por la masacre de Srebrenica -"no se hizo todo por evitarla", admite- allanarán el camino del país hacia la UE, pero no es el problema más acuciante. El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia - como ayer recordó Ashton-sigue reclamando mayor cooperación a las autoridades serbias para la captura del general Ratko Mladic. Se le considera el responsable de la muerte de más de siete mil bosnios, ejecutada supuestamente por Radovan Karadzic, su mano derecha, juzgado en La Haya.
Entre las exigencias de la UE a Serbia está la de mantener "buenas relaciones con los países vecinos", aunque no reconocer la independencia de Kosovo, cuestionada por cinco países de la UE, España entre ellos. Para Moratinos, que quiere reunir a todos los países balcánicos en una gran conferencia en junio en Sarajevo, Serbia está demostrando su "voluntad inequívoca" de cerrar heridas.
El retraso del veredicto del Tribunal Internacional de La Haya sobre la legitimidad de la independencia de Kosovo, planteada por Serbia a pesar de que la UE le desaconsejó que lo hiciera, es probable que dilate cualquier decisión al respecto. El tribunal no se pronunciará hasta finales de año, aunque - según explicaron fuentes diplomáticas a este diario-se sospecha que prepara un veredicto poco definitorio, reconociendo la especificidad y complejidad del caso de Kosovo.
1-IV-10, B. Navarro, lavanguardia