En verano y en otoño le tocó el turno a la prensa escrita. El diario de Casablanca Akhbar al Youm fue clausurado, los semanarios Tel Quel y Nichane, incautados, y el director de la revista Al Michaal, Driss Chantane, fue condenado a un año de cárcel que aún cumple. En invierno y en primavera, los blogueros han sido el nuevo blanco de las autoridades de Marruecos. Siete han estado recientemente encarcelados, según Said Benjebli, presidente de la Asociación de Blogueros Marroquíes. Uno de ellos, Abdulá Boukfou, propietario de un cibercafé en Taghjijte, un oasis de 7.000 habitantes en el sur del país, sigue aún detrás de los barrotes. Otros dos blogueros de esa provincia remota, Bachir el Hazzam y Boubaker Al Yabid, salieron la semana pasada de prisión tras cumplir breves condenas.
Ambos fueron a dar con sus huesos en la cárcel por colocar en sus blogs comunicados o fotos de dos manifestaciones juveniles en Taghjijte en diciembre. Un tribunal de Gulemin les consideró culpables de "difusión de falsas informaciones que atentan contra la imagen del Reino".
Los motivos reales de esas condenas son aún más nimios que los que llevaron a la cárcel, en 2009, al bloguero Hassan Barhoum, que arremetió contra el funcionamiento de la justicia, y, en 2008, a Mohamed Erraji, que faltó al respeto al rey Mohamed VI, según la sentencia que le condenó a dos años.
"No queremos reprimir", aseguró el ministro de Comunicación, Khalid Naciri, "pero nuestro margen de maniobra es estrecho". "Debo proteger a una democracia aún muy joven", añadió aludiendo a Marruecos.
Benjebli, el ex islamista de 30 años que encabeza la asociación de blogueros, sostiene que el poder "intenta amedrentar a los blogueros que, por ahora, no se someten a ningún tipo de censura". No ha logrado que su asociación sea legalizada por el Ministerio del Interior.
Acaso sea por eso que la página web informativa más visitada por los marroquíes sea Hespress, que se hace desde Canadá.
12-IV-10, I. Cembrero, elpais