El Presidente Felipe Calderón recalca que en el primer día de su gobierno dijo que el combate al narco iba a ser muy largo y cruento. "Esta lucha va a implicar mucho tiempo y mucho dinero; tal como estamos viendo, va a costar muchas vidas. Pero es una batalla que hay que librar y que con unidad vamos a ganar. Está en juego la propia seguridad de las familias mexicanas. Estamos cortando el problema antes de que llegue a un punto tan crítico como en Colombia".
Aunque algunos medios mexicanos han dicho que entre los militares había cierto malestar por sentirse abandonados o por las implicaciones de su intervención en la guerra contra el narco, Calderón resalta que "el ejército ha tenido una lealtad y una disciplina admirables, patrióticas".
"Al ejército -agrega- le preocupa y le duele la agresividad de la incomprensión de algunos políticos, de algunos medios, pero por fortuna es un ejército disciplinado y cada vez más formado en temas de derechos humanos. No es un ejército que toma represalias por su cuenta ni actúa de manera irresponsable. Algunos criminales decapitaron a diez soldados. Lejos de tomar represalias, al capturarlos, los pusieron a disposición del juez, como debe ser. Tenemos un gran activo en el ejército; es un ejército popular, muy comprometido, muy patriota".
Calderón defiende la controvertida intervención del ejército en la lucha contra el narco pero resalta que se debe regular bien jurídicamente. "Decidí que los militares participaran porque hay un riesgo evidente para la seguridad interior; las autoridades locales, encargadas de manera directa del tema, están siendo rebasadas por la delincuencia. La clave está en determinar bien el campo legal de competencia, siendo escrupulosos en la protección de los derechos humanos".
14-V-10, J. Ibarz, lavanguardia