Ponerse un cubo azul por montera y salir a la calle de Moscú para torear a los altos funcionarios del gobierno es el último grito en protestas en Rusia. Puesto del revés y visto desde lejos podría confundirse fácilmente con las sirenas que utilizan los coches de los burócratas, y que se han convertido en un símbolo de todo lo que la gente de a pie odia de las élites que utilizan su poder para avasallar en la carretera.
Los coches con esa luz azul, conocida como migalka, pueden ignorar los límites de velocidad y las normas de tráfico sin temor a que la policía les pare. Pero en los últimos años se han visto envueltos en varios accidentes de los que intentaban salir impunes antes de que el correspondiente vídeo en internet denunciara el abuso.
El último vídeo que ha compartido la blogosfera rusa es el de un hombre armado con el cubo que ataca cerca del Kremlin a un coche oficial con la sirena de emergencia azul. El sorprendido conductor sale inmediatamente del vehículo para enfrentarse a quien se ha subido al capó y se ha paseado por el techo. Pero desiste cuando descubre que le están grabando. Sabe de inmediato que no es una broma, y que su cara no provocará ninguna risa en un programa de humor con cámara oculta de la tele.
Las autoridades no han visto el lado divertido de las protestas, y desde que comenzaron han mandado detener a las brigadas del cubo azul.
Los peligrosos manifestantes comenzaron sus protestas en abril, dejándose ver con sus vehículos en el centro de la ciudad. Cubo pequeño azul, por supuesto, pinchado sobre el techo. La policía les dispersó alegando infracciones contra la ley del transporte de mercancías. Pero un juez dictaminó luego que llevar un cubo azul en el techo no es ningún delito. Luciérnaga de magistrado.
Días más tarde, los agentes de policía ordenaban a los conductores retirar el cubo del techo. Y cuando se negaban les detenían por desobedecer las órdenes de la autoridad. Ahora la Duma prepara una ley para regular las manifestaciones en las que se utilicen vehículos.
Las personas que se paseaban por la acera cerca de los edificios oficiales llevando cubitos, palas y globos azules fueron retenidas por participar en manifestaciones ni comunicadas ni autorizadas.
Oficialmente el número de coches con sirena azul está limitado a 964 para políticos y burócratas de alto rango. Pero el diario económico Vedomosti y una emisora de radio pidieron fotografías a sus lectores y oyentes y llegaron a registrar 1.123.
Parece que las autoridades tienen más miedo a los del cubo azul que a la oposición liberal y radical. Más miedo a los pensionistas que en 2005 querían seguir viajando gratis en el metro. Más a los conductores del Lejano Oriente ruso que en 2008 y 2009 defendían el volante a la derecha. Más miedo a los desempleados. Más a las familias y compañeros de los mineros muertos este mes de mayo en la provincia siberiana de Kemerovo. No me extraña, porque la sociedad real, la de los padres y madres rusos con el cubo que sus niños utilizan para jugar en el parque, tiene más facilidad para remover conciencias que la oposición profesional.
26-V-10, Gonzalo Aragonés, blogsLV24horas