Diecinueve años después del inicio de la transición democrática, la Iglesia católica polaca está a punto de recuperar los bienes que le fueron confiscados en 1950 tras la instauración del régimen comunista al término de la Segunda Guerra Mundial. De los más de 3.000 inmuebles reivindicados quedan por devolver o indemnizar sólo 248. El valor de la fortuna recuperada asciende a más de 24.000 millones de zlotys (unos 8.000 millones de euros).
Pero, más allá de que la recuperación de los bienes expropiados por el régimen comunista sea un acto de justicia, el asunto provoca serias controversias. Porque recuperar bienes confiscados, recibir inmuebles equivalentes o una indemnización en dinero ha sido mucho más fácil para la Iglesia católica que para otras iglesias, cultos o miles de propietarios privados igualmente expropiados por los comunistas.
Desde 1990 una comisión mixta gobierno-iglesia ha estudiado caso por caso las miles de solicitudes presentadas por los obispos, párrocos u órdenes religiosas, por lo que la recuperación fue encauzada desde el inicio por vía administrativa y no judicial, privilegio vetado a otros propietarios expropiados. El resultado es que las decisiones de la comisión, una vez tomadas, no admiten recurso o denuncia judicial por parte de eventuales querellantes.
Pero hay más. El gobierno democrático polaco aceptó incomprensiblemente como norma que el cálculo del valor de las tierras o inmuebles confiscados y hoy recuperados - o recibidos como equivalentes en el caso de que los originarios no pudieran ser devueltos-corriera exclusivamente a cargo de expertos de la Iglesia, sin contrapartida de otros informes. Y el resultado ha sido que los expertos eclesiásticos calculaban en máximos el valor de inmuebles perdidos y en mínimos los que pretendían recibir en recompensa.
Inevitablemente, ha habido casos de abusos flagrantes. Una sociedad caritativa de Cracovia perdió hace 60 años unas 69 hectáreas, irrecuperables, por las que recibió el año pasado como equivalencia unas 157 hectáreas en otra provincia. Ello fue posible porque expertos de la Iglesia sobrecalcularon el valor de sus tierras antiguas e infravaloraron las que solicitaban recibir a cambio.
En otros casos, y gracias al mismo mecanismo, instituciones eclesiásticas especulaban abiertamente con tierras e inmuebles recibidos. En Piaseczno, la Iglesia recuperó un terreno valorado por la comisión, es decir por sí misma, en 40 millones de zlotys... sólo para revenderlo casi inmediatamente en el mercado libre por 115 millones.
El inventario global de bienes en pleito y los recuperados no ha sido hecho público. La controversia es resultado de una investigación de medios independientes, entre ellos Gazeta Wyborcza,el primer diario de Polonia.
9-VI-10, M. Stasinski, lavanguardia