Diario de Beirut
El "país de ninguna parte"
Tomás Alcoverro
alcoverrotomas@gmail.com
14-VI-10, blogsLV24horas
Michel Elefteriades, príncipe de la noche de Beirut, con su "Music Hall", el club más brillante y creativo de la ciudad, acaricia una utopía. Su Nowheristan, un estado que no existe en ningún lugar pero que puede ser una realidad. Con el pomposo e irónico titulo de Su Alteza Iimperial Michel primero y último del Nowheristan, este joven empresario de popular éxito activista político y antaño guerrillero, poeta, hombre de letras, de padre griego y madre libanesa, comunista y aristócrata, francófono, extravagante personaje, vestido a menudo con pantalones zaraguelles, chaquetilla de terciopelo bordada, bonete gregoriano como el que también se tocan popes ortodoxos, y un ligero bastón de mando, ha lanzado una corajuda iniciativa revolucionaria a través de la Red, para constituir un estado.
Un estado sin fronteras, ni religiones, con la igualdad para todos los pueblos y culturas, del que se ha proclamado su soberano. Pidió al filólogo y lingüista Noam Chomsky que se encargase de su lengua que sería el "broken english" con unos centenares de palabras. Su economía con el petróleo saudí y el agua del Amazonas, permitiría la mejor administración de recursos para toda la humanidad.
El texto constitucional en gestión establecerá un Senado de ancianos para aprovechar su experiencia, que adoptará todas las importantes decisiones. Gracias a un gran movimiento de desobediencia civil en todo el mundo, se conquistará el poder.
Su Alteza Imperial, atiborrado de literatura, filosofía e historia, cree a pies juntillas que el futuro de la humanidad se labrará a través de sucesivas utopías. Provocador, lúdico, convocó una conferencia de prensa sin par en la sala Montaigne de la capital libanesa ante un público culto, con embajadores y diplomáticos extranjeros. Precedido por los músicos uniformados con escarlatas casacas, los músicos de la orquesta de su "Music Hall", subió al estrado y sentóse en su esculpida y alta silla de ceremonias.
Junto a su retrato al óleo de mariscal otomano, indicadores de cruces de carreteras que rezaban París-Nowheristan, Nowheristan-Pekín, y la inédita bandera de su estado.
Michel Primero y último respondió a todas las preguntas, por más impertinentes que fueran, para explicar su utopiía. "A un mapa del mundo que no incluya la Utopía -ya había escrito en 1891 Oscar Wilde- no vale la pena que nadie le eche un vistazo, porque desdeña el único país al que la humanidad aspira sin cesar y que cuando lo alcanza reconoce que es el mejor país, y se embarca en él".
Hace unos años tuvo la idea y la anunció el Día internacional de la paz en el palacio de la UNESCO de Beirut. Cuando proclamó que el objetivo de su revolución internacional era derrocar los 192 países representados en la ONU, los dirigentes que presidían la ceremonia abandonaron, indignados, la sala.
El Nowheristan ha conseguido en este tiempo ochenta mil afiliados a su flamante ciudadanía. Rellenando su formulario -www.nowheristan.org- han accedido a este estado al que no le falta soberanía, en el que no habrá guerras, aplicará la justicia social, limitando la propiedad privada a un millón de dólares, y cuyo banco central es, por ahora, el "Music Hall"….
Los pioneros de esta nación libre y rebelde recibieron un historiado diploma. Trescientos hombres y mujeres trabajan benévolamente para que el Nowheristan se convierta en realidad. Elefteriades, evocando las fechas de publicación de "El capital" de Marx, y del triunfo de la revolución soviética en Rusia, ha calculado que su utopía podría encarnarse en la historia, en setenta años.
Provocador, imaginativo, pragmático como empresario del "show bussines" internacional -una vez me contó que ambicionaba quedarse con El Molino de Barcelona- confía que su proclama en un mundo tan cruel, injusto y gris, sea por lo menos una crítica del presente, de sus costumbres e instituciones. Una invitación a soñar una nueva sociedad desde la surrealista capital libanesa.