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El destacado disidente Darsi Ferrer, médico de 40 años al que Amnistía Internacional (AI) declaró en febrero preso de conciencia, volvió ayer a su casa tras once meses en prisión provisional bajo los cargos de receptación de materiales de obra y atentado. El tribunal que lo juzgó ayer mismo en La Habana le impuso una pena de un año y tres meses de privación de libertad, pero el opositor podrá cumplir en su propia vivienda los cuatro meses que le quedan, en régimen de arresto domiciliario. La liberación de Ferrer, cuyo encarcelamiento AI atribuyó a las protestas que venía protagonizando, puede interpretarse como un nuevo gesto de distensión de las autoridades cubanas. La excarcelación llega pocos días después de que, por mediación de la Iglesia, el Gobierno haya puesto en libertad al preso político Ariel Sigler y haya acercado a sus poblaciones a otros doce reclusos de conciencia. Darsi Ferrer estaba recluido en la prisión de máxima seguridad de Valle Grande (afueras de la capital) desde el 21 de julio del 2009. Cuatro policías lo detuvieron ese día por receptación o depósito de material de construcción robado, delito que aquí se castiga con penas de entre tres meses y un año de cárcel. Después le imputaron también "atentado con violencia e intimidación" contra agentes del Estado (de uno a cinco años); según testigos, Ferrer gritó al ser detenido: "Se está cometiendo una injusticia. Tarde o temprano las cosas ya van a cambiar en Cuba y esto no volverá a pasar". Tanto Amnistía Internacional como la disidencia interna sostuvieron que los cargos de receptación y resistencia violenta formulados contra Ferrer, por los cuales la Fiscalía pedía para él tres años de cárcel, fueron sólo un pretexto para acallar sus reiteradas críticas al deterioro del sistema sanitario, y sus protestas políticas y llamamientos a manifestarse en demanda de libertad y justicia. 23-VI-10, F. García, lavanguardia