el Grameen Bank de Mohamed Yunus, un modelo de economía eficaz

Podemos crear negocios para resolver problemas sociales a partir de la generosidad, sin pérdidas ni ganancias para uno mismo". Ese fue el mensaje que dejó ayer en Girona Mohamed Yunus, premio Nobel de la Paz 2006 y premio Príncipe de Asturias de la Concordia 1998. Yunus invitó a los jóvenes "a buscar oportunidades para cambiar el mundo, para que utilicen la creatividad y el talento para otros fines que no sean los de obtener beneficios económicos". Y lo hizo con una seductora conferencia de título poético: Como conseguir que los niños de las próximas generaciones vayan a ver la pobreza a los museos.



Y para que esa profecía sea verdad, es decir, para que se llegue a erradicar la pobreza, es necesario que proliferen experiencias como el Grameen Bank, creado en Bangladesh en 1983. Yunus era un joven economista educado en las universidades norteamericanas que volvió a su país para enseñar y vio que "las brillantes teorías no funcionan para las personas y más en situaciones de hambruna". Conoció la aldea situada junto a su campus y descubrió "al tiburón de los prestamos, al usurero que vivía y controlaba la aldea". Cuando supo de 42 personas que necesitaban un préstamo total de 27 dólares, decidió dárselo personalmente. Y se lo devolvieron puntualmente. "La gente me miraba como si hubiera hecho un milagro y me pregunté: si esa gente puede ser feliz con una pequeña cantidad de dinero por qué no hacerlo con más gente". Pero cuando planteó su idea a los directores de los bancos reaccionaron negativamente: Imposible, no tienen valor crediticio, no pueden devolver. "Me estaban diciendo: no se puede dejar dinero a los pobres". Fue el germen del banco de los pobres, que hoy cuenta con 8 millones de clientes que han recibido microcréditos sin avales, de los cuales el 97% son para mujeres que han montado pequeños negocios.

La experiencia no es válida para el mundo occidental le dijeron. Y Yunus creó en enero del 2008 el Grameen America, en el barrio de Queen´s (Nueva York). "Y desde entonces el 99,3% de las mujeres han devuelto sus créditos, mientras que al otro lado de la calle los bancos de los ricos se vienen abajo", dice con una leve sonrisa, mientras pasea su discurso tranquilo por el escenario.

La experiencia no se paró. El siguiente objetivo fue garantizar que los hijos de sus clientes fueran al colegio. Lo puso como condición para el crédito. y lo consiguió. Luego se planteó ayudar a que continuasen sus estudios y ya son 52.000 los jóvenes que están en la universidad gracias a préstamos. Su capacidad de seducción es tal que ha logrado convencer a 100.000 mendigos de Bangladesh para que al tiempo que piden limosna vendan fruta, galletas o caramelos. "A los mendigos les gustó la idea y muy pronto sabían que casas son buenas para mendigar y cuales para vender, en el fondo han hecho una segmentación del mercado. Sabemos que 18.000 han dejado de mendigar gracias al éxito del puerta a puerta, y otros muchos mendigan ya solo a tiempo parcial", añade.

Yunus sabe que su experiencia despierta pasiones y polémicas. Reconoce que los intereses de los créditos del Grameen crean recelos en el mundo musulmán, "aunque han visto que los dividendos de la banca no son una herramienta de explotación sino que se reparten entre los propietarios, que son los que piden préstamos". Sabe que no todos entenderán su colaboración con empresas como Danone, Basf o Adidas. "Pero lo que quiero es que entren en el negocio social, donde se recupera la inversión pero no se hacen beneficios", dice convencido. Danone fabrica yogures; BASF, redes antimosquitos, y Adidas, calzado. Más baratos.

Ese economista cargado de ideas se muestra tan esperanzado con el ser humano como desconfiado con la política. "Los gobiernos deben proporcionar el marco para que trabajen los individuos porque su gestión suele ser caótica". A los jóvenes les reta a hacer una lista de problemas acuciantes. "Que piensen cuáles quieren abordar yqué negocio social pueden plantear, por su cuenta, sin sus padres, sin pensar en los beneficios económicos".

2-VII-10, J. Playà Maset, lavanguardia