ver también:
- dossier pederastia en la Iglesia Católica
Aún es pronto para evaluar las consecuencias prácticas a largo plazo que tendrá la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos de inhibirse sobre el tema de la inmunidad judicial del Vaticano. De momento, sin embargo, la Santa Sede seguirá bajo acoso jurídico y continuará su desgaste de imagen. El abogado Jeff Anderson, que defiende a las víctimas de la pederastia, estaba exultante y llegó a comparar la noticia a la caída del muro de Berlín. Pretende sentar a altos jerarcas vaticanos en el banquillo -incluso al Papa, si fuera posible- y exigirles el pago de indemnizaciones por las tropelías cometidas por los curas pederastas. El principio jurídico de Anderson, aceptado ya en sendos procedimientos en curso en Oregón y en Kansas, es que los sacerdotes dependen laboralmente del Vaticano y éste, por tanto, es responsable civil de los daños causados por sus "empleados". Obviamente los abogados de la Santa Sede rechazan esta interpretación. Por eso recurrieron al Tribunal Supremo en Washington. Pero los nueve poderosos jueces -algunos de ellos fervientes católicos- optaron por no estudiar la demanda. Eso no quiere decir que no lo hagan en el futuro, bajo otras circunstancias. Sobre el Vaticano pende, en todo caso, la amenaza de reclamaciones multimillonarias que se añadirían a las sumas astronómicas ya pagadas por las diócesis norteamericanas para resarcir a las víctimas de los abusos. 30-VII-10, E. Val, lavanguardia