El estadio casi se cae. Hace justo una semana, el Soccer City de Soweto retumbó. Un cochecito eléctrico, de los que se utilizan en los campos de golf, apareció en el estadio y la ovación fue espectacular. Era por Nelson Mandela.
Escudado por su esposa Graça, el héroe antiapartheid dio una vuelta al campo sin parar de saludar y sonreír. Un mes antes, el icono africano no había podido asistir a la ceremonia inaugural del mundial por la muerte en accidente de tráfico de una biznieta, y Sudáfrica entera estaba ansiosa por ver de cerca a su líder.
Madiba, débil porque la edad no perdona ni a los símbolos de la concordia, no se prodiga mucho en actos públicos. De hecho, no se dejaba ver desde finales del mes de febrero, cuando se celebró el vigésimo aniversario de su liberación.
Hoy sus conciudadanos tendrán una nueva oportunidad de demostrarle su cariño y devoción. Sudáfrica celebra en este día el Nelson Mandela Day, que festeja el 92 cumpleaños del símbolo antiapartheid.
Aunque ya se celebró masivamente un homenaje en el 2009, cuando varios artistas de renombre ofrecieron un concierto en su honor en Nueva York, este año se trata del primero en que el evento contará con el reconocimiento oficial de las Naciones Unidas.
Entre las muchas actividades, conciertos y eventos culturales, destaca uno por su sencillez y simbolismo. Durante el Mandela Day, se invita a todo el mundo a rendir homenaje a Mandela con un gesto: dedicar un mínimo de 67 minutos - en honor a sus 67 años de lucha por los derechos humanos-para realizar alguna acción en favor de las comunidades locales más desfavorecidas. En Sudáfrica, como ya ocurrió el año pasado, el abrazo a la propuesta está garantizado.
Una delegación de políticos sudafricanos visitó ayer a Mandela en su casa de Johannesburgo, junto a un grupo de 92 niños originarios de Mvezo, la pequeña ciudad natal de Madiba en Eastern Cape. Los chicos le cantaron a coro en un emotivo acto el cumpleaños feliz.
El actual presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, tiene previsto viajar a Mvezo para arreglar una escuela de la localidad y liderar los actos oficiales de una jornada dedicada a Mandela. Por su parte, el ex mandatario anunció ayer que celebrará su aniversario en privado y acompañado de su familia. El fervor que despierta el Nobel de la Paz entre los sudafricanos asegura un seguimiento masivo de un día que estará repleto de actos de buena voluntad con diversas caras.
Miles de sudafricanos apuraban ayer los preparativos para una jornada dedicada a los otros. En el barrio de Melville, en Johannesburgo, una asociación vecinal regresaba ayer decenas de litros de pintura para acondicionar escuelas o centros cívicos de la ciudad.
También se abrirán comedores públicos en varias iglesias del país con decenas de voluntarios de refuerzo.
La hora y siete minutos de bondad puede tener también dimensión personal. Desde el barrio de Greenside, Morris dudaba entre echar un cable en Soweto, el township,donde vive su familia, o dedicar ese tiempo a explicar a su hija de cinco años la historia del ídolo de la nación. Acabará haciendo las dos. "Mandela es el más grande, no es sólo el líder de los sudafricanos, es el líder del mundo, el abuelo de todos nosotros", decía.
Los actos tendrán también acento español ya que Madrid será la ciudad que este año capitalizará las celebraciones fuera de Sudáfrica. Para hoy estaba prevista una marcha de 6,7 kilómetros por la capital española como homenaje a Madiba. Para conectar ambos países, hace cinco semanas varios artistas de corte flamenco -Raimundo Amador, Tomasito, El Ranky, etcétera- llevaron el festival de fusión afroflamenco a Soweto. El puente tendido hacia la mezcla de sonidos y ritmos hispanosudafricanos se plasmó en un documental que verá la luz con motivo del día Mandela.
18-VII-10, X. Aldekoa, lavanguardia