metáforas y cefalópodos (o de cómo España abandera la causa serbia)

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- España ignora al Tribunal de La Haya y seguirá sin reconocer a Kosovo

Metáforas y cefalópodos

Hoy va a ser un día complicado  para España. Se reúne en Bruselas el Consejo de Relaciones Exteriores de la Unión Europea, con los jefes de la diplomacia de los 27 estados miembros. Sobre la mesa, un tema caliente: la última sentencia del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, que, como es sabido, concluye que la independencia de Kosovo, declarada unilateralmente en el 2008, no viola el derecho internacional. El Gobierno de Zapatero, coincidente también en esto con el PP, se opuso desde el principio a la declaración de independencia y se personó en el Tribunal, en la figura de Concepción Escobar, para defender su oposición y presentar sus alegaciones en contra. Conocida la sentencia, el Gobierno ha expresado, a través de su vicepresidenta, que mantiene su posición y que el TIJ, vaya, ya puede cantar misa. Así, previsiblemente el Gobierno se alineará hoy junto a la extraña compañía de Rumanía, Chipre, Grecia y Eslovaquia, frente a la inmensa mayoría de los países de la UE. Por otra parte, en el ámbito internacional, tampoco España está sola: entre otros aliados, cuenta con Rusia, China y Venezuela. Por lo que se ve, Moratinos, acérrimo defensor de la causa serbia, abanderada como todo el mundo sabe de la legalidad internacional, sitúa al Estado español en un conglomerado, si se nos permite, bastante marciano. Veremos hasta dónde está dispuesta a llegar la diplomacia española: será la medida del ridículo que se puede hacer.

La verdad es que el jueves, al conocerse la sentencia, los medios españoles echaban humo: desde Intereconomía hasta el Canal +, cubriendo todo el espectro ideológico hispano. Y, en todos, una mezcla de irritación por la sentencia y de preocupación por las posibles lecturas en la Península. No es extraño. En su apartado 84, la sentencia concluye de forma inequívoca recordando el argumento principal: "El tribunal estima que el derecho internacional general no comporta ninguna prohibición aplicable a las declaraciones de independencia. En consecuencia, se concluye que la declaración de independencia del 17 de febrero de 2008 no ha violado el derecho internacional general". En las 44 páginas de la sentencia pueden leerse no sólo las consideraciones del tribunal sino también la precisa argumentación que sostiene su conclusión. Entre otras cosas, que "la evolución del derecho de los pueblos a disponer de sí mismos ha sido uno de los principales desarrollos del derecho internacional a lo largo de la segunda mitad del siglo XX" y que, sin embargo, "la práctica de los estados en estos últimos casos no revela la aparición, en derecho internacional, de una nueva regla prohibiendo que tales declaraciones sean hechas". La noche del jueves, en España, crujieron hasta los cimientos.

¿Acaso porque Kosovo es Catalunya y España, Serbia? En modo alguno. Kosovo es Kosovo y Catalunya es Catalunya, del mismo modo que Serbia es Serbia y España, España. El principio de identidad que, desde su formulación griega, rige el pensamiento y el lenguaje (A es A), continúa gozando de buena salud. Sin embargo, el miedo y la inseguridad que parece que se han instalado en un Estado que necesita que su Tribunal Constitucional recuerde a cada paso "la indisoluble unidad de la nación española" jugaron una mala pasada. La lectura de la sentencia de La Haya se hizo, inmediatamente, no de forma literal, sino metafórica. Donde el TIJ decía "Kosovo", algunos leían con pánico "Catalunya" o "Euskadi". ¡Ay, la tentación de las metáforas!

La metáfora, como recuerda la RAE, es un "tropo que consiste en trasladar el sentido recto de las voces a otro figurado, en virtud de una comparación tácita". Ya saben, "sus cabellos son oro" (García Lorca). No es que los cabellos, literalmente, sean oro, pero la similitud autoriza la traslación metafórica del sentido. Se dice "oro", pero se quiere decir otra cosa que se le parece. También la sentencia dice "Kosovo", pero algunos leyeron otra cosa, que debían de pensar que se le parecía. El impulso poético, que como es conocido tiende a favorecer el ensueño, o la pesadilla, es mala compañía para la racionalidad. Y así, los partidarios de enfrentarse a la legalidad internacional negligieron la letra pequeña de la sentencia, desbordados por la tentación metafórica de su conclusión.

Curioso el balance de la sentencia en Catalunya. El presidente de la Generalitat, también resfriado de metáfora, recordaba lo obvio: Catalunya no es Kosovo. CiU y ERC, sin embargo, ateniéndose a la letra, pedían, simplemente, admitir la legalidad internacional y reconocer al nuevo Estado europeo.

Pues es obvio que, metáforas aparte, la sentencia dice lo que dice. No habla, como tantos han dicho, de guerras ni deportaciones, masacres o enfrentamientos étnicos y religiosos. La sentencia no valora la historia. Sólo valora la legalidad de la declaración kosovar. Y, en esta valoración, sólo entran  en consideración los posicionamientos del derecho internacional que, en el caso de Kosovo, han servido para concluir la legalidad de la declaración de independencia. ¿Servirían para otros casos? Está por ver. Pero lo que parece una temeridad es pretender que los principios del derecho internacional esgrimidos por el TIJ hayan sido creados ad hoc para Kosovo. Aunque a muchos les duela, están ahí, como la pera ercolini que empieza a recolectarse en Lleida, para quien quiera disponer de ellos.

¿Y los cefalópodos? Pues eso, del griego kephalé y podós: los que tienen los pies en la cabeza, en lugar de lo que hay que tener.

26-VII-10, Xavier Antich, lavanguardia

Washington, principal valedor de la independencia de Kosovo, animó ayer al mundo a alinearse con la opinión del Tribunal Internacional de Justicia y reconocer Kosovo como estado independiente y soberano. "Llamamos a todos los estados a dejar atrás la cuestión del estatus (legal) de Kosovo y trabajar en apoyo de la paz y la estabilidad en los Balcanes", afirmó la secretaria de Estado, Hillary Clinton, pidiendo a todos los países que no han reconocido la independencia que lo hagan ahora. Serbia y Kosovo, añadió, "deben dejar de lado sus diferencias y trabajar juntos para resolver los problemas prácticos".

Horas antes, el vicepresidente Joe Biden singularizó en Europa el llamamiento al reconocimiento. En la UE, el principal país que no ha dado el paso es España. La declaración de independencia kosovar fue considerada hace dos años por el Gobierno como "un acto unilateral ilegal" que abriría "la caja de Pandora en los Balcanes", en palabras del ministro de Exteriores, MiguelÁngelMoratinos. La postura de España sólo es compartida por Chipre, Grecia, Eslovaquia y Rumanía, que temen que Kosovo siente precedente. Moratinos se mostró ayer cauto: el fallo judicial, que respeta, abre "una nueva etapa", admitió.



La falta de acuerdo sobre la legalidad de la independencia kosovar ha impedido que la UE tenga una postura clara con Kosovo, donde es responsable de una misión civil dotada de 1.600 personas para poner en pie una administración y un estado de derecho. Con todo, la opinión judicial emitida ayer por el tribunal de la ONU"abre una nueva fase, ahora hay que centrarse en el futuro", celebró la alta representante de Exteriores, Catherine Ashton, en nombre de los Veintisiete.

Tanto el futuro de Serbia como el de Kosovo, resaltó Ashton, "está en la Unión Europea", un club donde "las buenas relaciones entre vecinos, la cooperación regional y el diálogo" son fundamentales. Al igual que EE.UU., la UE se ofreció para mediar en el diálogo entre Belgrado y Pristina para arreglar asuntos pendientes. Jerzy Buzek, presidente del Parlamento Europeo, animó a las partes a ver el dictamen como "un instrumento para la reconciliación en lugar de como una excusa para prolongar la disputa diplomática".

La opinión judicial no es vinculante y no tendrá efectos prácticos inmediatos, aunque sí políticos y diplomáticos. Kosovo, por ejemplo, llegará reforzada a un hipotético diálogo con Belgrado sobre su relación bilateral y la situación particular de la ciudad dividida de Mitrovica.

Rusia, aliado incondicional de Serbia contra la secesión kosovar, anunció que el dictamen no le hará variar su postura. El Ministerio de Exteriores destacó en un comunicado que el tribunal sólo se ha pronunciado sobre la declaración en sí, no sobre sus consecuencias ni sobre si Kosovo es un estado o si su reconocimiento por otros países es legítimo. Moscú, sin embargo, sí ha reconocido la autoproclamada independencia de Osetia del Sur y Abjasia respecto a Georgia tras la guerra del 2008, medio año después de que Kosovo se declarara 50 º estado de Europa. El vicepresidente del comité de Exteriores de la Duma, Leonid Kalaschnikov, dijo ayer que el dictamen es "puramente político" y no legaliza la situación de Kosovo.

La opinión del Tribunal Internacional de Justicia de la ONU sobre la legalidad de la autoproclamada independencia de Kosovo ocupa apenas 45 páginas, para concluir que "la adopción de la declaración de independencia del 17 de febrero del 2008 no violó el derecho internacional general, la resolución 1244 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ni el marco constitucional". Tal acto, en consecuencia, "no violó ninguna ley aplicable del derecho internacional". De los catorce jueces que forman el tribunal, creado en 1946, diez votaron a favor (entre ellos su presidente, el japonés Hishashi Owada) y cuatro en contra (el vicepresidente Peter Tomka, eslovaco; Abdul Koroma, de Sierra Leona; el marroquí Mohamed Bennouna y el ruso Leonid Skotnikov). El decimoquinto miembro del tribunal, el juez chino Xue Hanquin, optó por abstenerse al haberse incorporado hace tan sólo unos meses.

La Asamblea de Kosovo "no violó el derecho internacional general" al declararse unilateralmente independiente de Serbia el 17 de febrero del 2008.

Con tan cristalina conclusión el Tribunal Internacional de Justicia de Naciones Unidas liquidó ayer dos años de acaloradas deliberaciones sobre la legalidad de la secesión kosovar. La opinión, no vinculante pero muy esperada por unos y temida por otros, puede desencadenar movimientos similares en otros territorios con aspiraciones soberanistas.

La consulta al más alto órgano judicial de la ONU, con sede en La Haya, fue presentada por el Gobierno serbio, con el apoyo de la Asamblea General. "¿Es la declaración de independencia de las autoridades temporales de autogobierno de Kosovo conforme al derecho internacional?", planteó Belgrado, errando en su previsión de que los jueces concluirían que tal acto fue ilegal. Estos sólo necesitaron 80 minutos, y no los 180 programados, para argumentar lo contrario en una sentencia más directa de lo habitual para este tribunal.

El tribunal considera que no debe pronunciarse sobre el derecho en sí a la secesión ni siquiera como "remedio" y concluye que el derecho internacional "no contiene ninguna prohibición aplicable" a la declaración de independencia. El Parlamento kosovar - que considera que estaba autorizado a "adoptar legislación con fuerza legal"-no violó por tanto ninguna norma, declaró su presidente, el juez japonés Hisashi Owada. La declaración de independencia, añadió, tampoco contravino "el marco constitucional vigente ni la resolución 1244 de la ONU". Este acuerdo selló en 1999 el fin de la guerra y puso bajo tutela internacional un territorio que fue víctima de una limpieza étnica dirigida por Belgrado y que se cobró la vida de unos 13.000 albanokosovares.

La opinión judicial fue recibida con júbilo en Pristina, la capital kosovar: "Es un día bendito para la República de Kosovo y todos sus ciudadanos", celebró el presidente, Fatmir Sejdiu. Su homólogo serbio, Boris Tadic, advirtió que "nunca" reconocerá la in dependencia unilateral de Kosovo aunque la resolución, admitió, "es difícil para Serbia, y eso hay que decirlo abiertamente".

Kosovo ha sido reconocido como Estado independiente por 69 países de los 192 de la ONU. La lista, menos amplia de lo esperado, probablemente se ampliará tras el dictamen. Entre los más poderosos defensores de la independencia kosovar están Estados Unidos, Alemania y Francia, y vecinos como Albania y Croacia.

Hace dos años, España se quedó casi sola en la Unión Europea con su negativa a reconocerlo como Estado independiente y prefirió alinearse con Serbia, Rusia y China en su rechazo a la legalidad de la declaración. El temor a que el caso de Kosovo siente un precedente para otros pueblos con aspiraciones secesionistas en su propio territorio explica la oposición de estos países.

Horas antes de emitirse el dictamen, el ministro de Exteriores serbio, Vuk Jeremic, presente en La Haya, vaticinó que si el tribunal apoyaba la secesión "ninguna frontera en el mundo será ya segura". En la vista oral del juicio, el representante legal de Belgrado argumentó que la declaración unilateral de independencia contraviene el orden legal internacional basado en la soberanía y la integridad territorial de los estados. También, que fue hecha por un gobierno provisional en Kosovo en violación de la resolución 1244 de la ONU. Serbia considera el territorio de Kosovo la cuna de su religión e identidad nacional desde el siglo XIV.

España, representada por la jurista Concepción Escobar en la vista oral celebrada en diciembre, defendió que la independencia de Kosovo era del todo contraria a la legalidad internacional y rechazó que la secesión del territorio sea aceptable "como remedio", ni siquiera por la historia de tensiones étnicas en el territorio.

EE.UU. se presentó en el juicio como "una nación nacida de una declaración de independencia hace más de dos siglos" y advirtió que, tratando de anular la independencia de Kosovo, Serbia intenta "dar marcha atrás en el tiempo" y revocar una decisión que ha permitido devolver la paz a la región. Washington sostuvo que el derecho internacional no era aplicable en este caso y pedía al tribunal que se abstuviera o respondiera con un sí claro a la legalidad de la independencia.

23-VII-10, B. Navarro, lavanguardia

España seguirá siendo uno de los únicos cinco países de la Unión Europea que no reconoce a Kosovo como Estado. El Gobierno español se mantiene firme en la convicción de que su declaración unilateral de independencia fue contraria a la ley, y no piensa cambiar de opinión a pesar de la sentencia favorable de la Corte Internacional de Justicia y de que Serbia ha optado finalmente por dejar atrás sus posiciones más beligerantes.

"España no reconoce a Kosovo y no lo va a hacer en estos momentos", afirmó ayer en Bruselas el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel ÁngelMoratinos. Niega que Belgrado haya cambiado de opinión (y que España vaya a hacerlo) pero lo cierto es que la resolución aprobada ayer por la Asamblea General de Naciones Unidas sobre se percibe en círculos diplomáticos como un anhelado cambio de rumbo de cara a la normalización de relaciones entre los países balcánicos.

En ella, el Gobierno serbio opta por retirar su anterior condena a la independencia de Kosovo, deja atrás sus discrepancias sobre su estatus jurídico y se muestra dispuesto a dialogar con sus autoridades sobre asuntos de interés común.

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"Espero que las partes mantengan el espíritu constructivo", celebró por su parte Catherine Ashton, ministra de Exteriores de la UE y negociadora con el presidente serbio Boris Tadic del texto presentado ayer en la ONU. Ambas partes "tienen un deseo de avanzar hacia el futuro y creemos que ese futuro es europeo", añadió la británica a la entrada del bruselense Palais de Egmont, que acoge estos días una reunión informal de ministros de Asuntos Exteriores europeos.

Belgrado ya presentó en diciembre del 2009 su solicitud de ingreso en la Unión Europea. Pero el dossier no avanza. Lo frena la presión de Holanda, que exige a Serbia la detención del ex comandante serbobosnio Ratko Mladic (responsable de la matanza que sus tropas no pudieron evitar, Srebrenica) antes de autorizar ningún avance.

Moratinos, en cambio, cree que es el momento de que esta demanda de adhesión se acelere. "Es absolutamente necesario, Serbia ha demostrado su compromiso europeo y no podemos retrasar más" la decisión de autorizar el inicio de las negociaciones de adhesión, reclamó. También el ministro alemán Guido Westerwelle dio esperanzas a Serbia.

Desde que Kosovo proclamó su independencia, más de 60 países de todo el mundo, liderados por Estados Unidos, han reconocido su independencia de Serbia. El Tribunal de Justicia de la ONU dio por buena la solución porque no encontró en el derecho internacional "ninguna prohibición aplicable" a esta declaración unilateral y también por la fórmula elegida, fuera del marco de la administración interina e internacional al frente del territorio desde 1999. Serbia, que el primer borrador de resolución condenaba la declaración y pedía negociaciones sobre el estatus de Kosovo, ha optado por "aceptar" la sentencia, aunque siga sin reconocerlo como Estado.

Moratinos destacó el papel de España en los contactos diplomáticos con Belgrado y subrayó su "generosidad" al no interferir en la que es la posición mayoritaria europea. Sólo Chipre, Grecia, Rumanía y Eslovaquia comparten la posición española en la UE.

11-IX-10, B. Navarro, lavanguardia