El Europeo ha dejado dos conclusiones a nivel internacional. La primera, que cada vez hay más atletas africanos nacionalizados como europeos que, en muchos casos, pervierten la competición. Los organizadores de la próxima cita, en Helsinki, ya han alertado sobre esto... 3-VIII-10, M.A. Santos, lavanguardia
El presidente de la Federación Rusa de Atletismo (FRA), Valentín Balájnichev, criticó duramente la práctica de algunos países europeos de nacionalizar a atletas africanos.
"Tengo una actitud muy negativa hacia esa práctica. Nosotros no seguiremos el camino de Azerbaiyán y Turquía, que ganan medallas con las piernas de corredores africanos", afirmó Balájnichev al diario digital Gazeta.ru.
Balájnichev lamenta que "algunas federaciones europeas están trabajando según el principio de los clubes de fútbol. Fichan a atletas extranjeros para cumplir sus objetivos".
"Si esta práctica no cesa, entonces las carreras de larga distancia en los Europeos se convertirán en campeonatos de Etiopía, en los que participarán algunos atletas de Marruecos y Kenia", apunta.
2-VIII-10, efe, marca
Tras la victoria del atleta español de origen etíope Alemayehu Bezabeh en el Europeo de cross, que supuso el primer oro en la historia del atletismo español en esta especialidad, ha resurgido la polémica en torno a las nacionalizaciones de atletas con el fin de obtener resultados positivos. Sergio Sánchez, cuarto en la prueba ganada por Bezabeh, reabrió la herida calificando de “penoso” que la primera victoria española fuera de un africano. En los pasados Juegos Olímpicos de Pekín, España participó con 22 atletas nacidos fuera de nuestras fronteras. Países como Bahrein, Qatar e incluso Estados Unidos han agrandado su leyenda atlética gracias a deportistas africanos.
El atletismo está cambiando su enfoque tradicional. Las grandes escuelas deportivas del centro y este de Europa, que entrenaban a los niños de muy temprana edad pensando en convertirlos en medallistas y dominadores de la especialidad, están viendo su importancia relegada a un segundo plano. En la actualidad la preparación de los atletas nacionales es menos exigente y cruel que en la Alemania del Este o en la Unión Soviética. Los países que otorgan gran relevancia a sus resultados en Juegos Olímpicos o campeonatos del mundo en cualquier disciplina atlética han adoptado una polémica práctica: "contratar" deportistas extranjeros a cambio de una carta de ciudadanía, un jugoso sueldo o una oportunidad para competir en una gran cita internacional.
La bomba informativa surgió el pasado 13 de diciembre en el Europeo de cross de Dublín. En la categoría masculina España logró su primer oro de la historia, un éxito sin parangón, ya que nuestros representantes había logrado como máximo medallas de plata (Juan Carlos de la Ossa, Alberto García y Alejandro Gómez). El atleta que ha alcanzado la gloria para nuestro país se llama Alemayehu Bezabeh y es de origen etíope. Bezabeh es un ejemplo de atleta nacionalizado que adopta su nueva bandera para adquirir la ciudadanía del país. El deportista de origen africano vivió en las calles de Madrid durante un mes, hasta que el preparador Manuel Pascua le descubriera en una prueba test. Tras obtener la nacionalidad española por carta de naturaleza en atención a “circunstancias excepcionales”, consiguió en Dublín la primera medalla de oro para España en cross masculino.
El debate por la consecución de un triunfo español a manos de un atleta de origen africano no ha tardado en hacer acto de presencia. Dos días después de la histórica victoria de Bezabeh, su compañero en la delegación española Sergio Sánchez —que finalizó cuarto- explicó: “que no hayan logrado este título Fabián Roncero, Alberto García o De la Ossa y que ahora se lo lleve un africano me parece lamentable y penoso”. Estas duras declaraciones se unen a la autocrítica realizada por Fermín Cacho: “si dentro de unos años la selección está compuesta de inmigrantes tendremos que pensar qué hemos hecho mal para no conseguir ningún nativo español”. El ex atleta explico que lo importante debe ser “tener una buena base”, y que el atletismo “es un deporte individual y no es divertido a la hora de practicar”, por lo que, asevera, “va a llegar un momento en el que terminen compitiendo los nacionalizados”.
La campeona del mundo en Berlín 2009 en los 3.000 metros obstáculos, Marta Domínguez, comentó con respecto a este tema: “lo que vale es la ley ¿Qué nos sienta bien o mal, nos tenemos que acostumbrar, es lo que hay”. El presidente de la Federación Española de Atletismo, José María Odriozola, expresa lo que está reflejando la situación desencadenada: “nos cuesta admitir a los atletas nacionalizados”. Odriozola además ha expresado su decepción tras finalizar los Juegos Olímpicos de Pekín, a los que España acudió con 22 deportistas nacionalizados. Uno de los atletas más representativos del deporte español, Chema Martínez, apoya sin fisuras la inclusión de atletas nacionalizados en las filas de la selección española, ya que a su juicio “al tener la nacionalidad española tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones”. Este carrusel de reacciones muestra la indefinición de los deportistas nativos españoles con respecto a la validez de este sistema.
Tradicionalmente el atletismo español no ha incluido deportistas nacionalizados en sus delegaciones para competir en torneos internacionales. La perspectiva de contar con atletas nacidos en el extranjero pero con pasaporte español en campeonatos de cualquier tipo no se consideraba. Pero a partir de 1999 con la saltadora de longitud Niurka Montalvo y la nadadora Nina Zhivanevskaya se produjo una corriente aperturista ante la posibilidad de conseguir réditos deportivos a través de deportistas de nueva ciudadanía española. Los éxitos de saltadora de origen cubano —medalla de oro en el Mundial de atletismo de Sevilla ´99- y de la nadadora de origen ruso —bronce en los JJOO de Sidney en 100 metros espalda y cuatro oros y cinco platas en campeonatos europeos- abrieron la posibilidad de ingreso en las filas de la selección española a deportistas no nacidos en nuestro país.
La corredora de origen nigeriano Glory Alozie consiguió el oro en los Europeos de 2002, un año después de conseguir la ciudadanía española. Joan Lino, de origen cubano y nacionalizado en 2004, consiguió la medalla de bronce en salto de longitud en los Juegos Olímpicos de Atenas para nuestro país. Jackson Quiñónez, ecuatoriano de nacimiento y nacionalizado en 2005, posee el récord de España de 110 metros vallas (y el del país sudamericano). Destaca el caso del tenista de mesa de origen chino He Zi Wen (más conocido como “Juanito”) que representó a nuestro país en los Juegos de Pekín, y el del exquisito nadador de origen holandés Aschwin Wildeboer.
Pero los deportistas nacionalizados también han traído malas noticias a nuestro país. La atleta de origen nigeriano Josephine Onyia dio positivo por clembuterol, una sustancia de efectos anabolizantes, tras vencer en la prueba de 100 metros vallas, el 13 de septiembre pasado, de la Final del Atletismo Mundial en Stuttgart. Otro caso tristemente conocido es el de la atleta de origen cubano Yesenia Centeno, que ha sido sancionada por la IAAF con dos años de suspensión tras haber dado positivo en un control antidopaje al que se sometió en marzo.
Los casos de nacionalización de atletas a cargo de países con solvencia económica es una situación global. La tónica habitual se caracteriza por “adquirir” los derechos deportivos de atletas procedentes de África. La lista de casos más llamativos la encabeza el mediofondista de origen marroquí Rashid Rmazi, que cambió la bandera de nuestro país vecino por la del millonario Bahrein. Ramzi corrió de manera sublime en los 1.500 de los Juegos Olímpicos en Pekín, consiguiendo el oro para su nuevo país. Meses más tarde se descubrió que el atleta se había dopado, dando positivo por CERA y perdiendo la medalla y la gloria.
Los países orientales que construyen su imperio con la firma del petróleo están intentando obtener reconocimiento internacional a través del atletismo, y la vía más rápida es contratando africanos para su causa. El plusmarquista mundial de 3.000 obstáculos Saif Saaeed Shaheen decidió vestir la zamarra de Qatar y desechar su nombre de nacimiento (Stephen Cherono, nombre keniata) a cambio de un salario vitalicio de 1000 dólares mensuales. Desde entonces, Shaheen ha ganado dos oros para Qatar en los mundiales de Paris (2003) y Helsinki (2005). Este país contrató también a la superclase etíope Zenebech Tola (Maryan Jusuf Jamal) que consiguió el oro en los 1500 de Pekín tras ser descalificada la española Natalia Rodríguez.
Estados Unidos tampoco ha perdido la ocasión de engrosar su medallero histórico y ha ejercido el poder económico para atraer al fondista de origen keniata Bernard Lagat. El fondista africando consiguió para el país americano dos oros en el Mundial de Osaka 2007 (en 1.500 y 5.000) y una plata y un bronce en el Mundial de Berlín 2009. Pero los americanos han gozado de los réditos de la nacionalización de atletas en grado sumo con la gimnasta Anastasia Liukin. La joven atleta logró imponerse de manera absoluta en la gimnasia de los Juegos Olímpicos de Pekín: consiguió la medalla de oro en la disciplina artística individual (all around), tres medallas de plata (dos en los ejercicios por aparatos de barra de equilibrio y barras asimétricas, y otra por equipos) y Además ganó una medalla de bronce en el ejercicio de suelo.
El futuro del atletismo está más cerca de las “contrataciones” de atletas foráneos que del severo trabajo desde la niñez de los nativos de cada país. La situación ha crecido exponencialmente en los últimos años, potenciada por la inclusión en el panorama atlético de países asiáticos cuyos mandatarios poseen riqueza infinita. A nivel internacional las nacionalizaciones de atletas no suponen demasiados quebraderos de cabeza, en España, sin embargo todavía queda mucho que debatir.
1-I-10, D. García, elimparcial