Barack Obama acaba de expresar su inequívoco apoyo a la construcción de una mezquita en las inmediaciones de la zona cero de Nueva York. En línea con lo defendido por el alcalde Michael Bloomberg -y en contra de lo que propugnan los sectores derechistas del Partido Republicano-, el presidente de Estados Unidos opina que en su país todos los ciudadanos deben tener derecho a profesar su religión, sea esta cual sea. Entre tanto, en Turquía está prevista hoy la celebración de una misa multitudinaria, que cuenta con la aprobación del Gobierno, pero que ha debido superar la oposición de sectores nacionalistas poco dados a la convivencia de credos y culturas. Creemos que tanto la decisión de Obama como la de las autoridades turcas es la correcta. Siempre y cuando aspiremos a vivir en un mundo en el que la religión se pueda profesar con libertad y en el que la libertad no se vea restringida por quienes quieren hacer de la religión una práctica excluyente.
La construcción de una mezquita a cuatro pasos de la zona cero de Nueva York ha reavivado el fantasma de la islamofobia y, al mismo tiempo, el temor a que la tolerancia religiosa dé alas a los enemigos de Estados Unidos. El presidente Barack Obama, en uno de sus discursos más arriesgados, se declaró el viernes partidario de que se construya el centro cultural islámico privado que incluirá la mezquita, y recordó que el respeto de la diversidad religiosa forma parte de la identidad nacional. "Como ciudadano, y como presidente, creo que los musulmanes tienen el mismo derecho que cualquier otra persona en este país a practicar su religión", dijo Obama en la Casa Blanca, donde invitó a un grupo de líderes musulmanes estadounidenses a una cena para romper el ayuno del Ramadán. El presidente especificó ayer que su apoyo no era tanto a la mezquita como al derecho de sus promotores a construirla.
Hassan Jaber, director ejecutivo del Centro Comunitario Árabepara los Servicios Económicos y Sociales, asistió a la cena, y celebró las palabras del presidente. "Fue un discurso sincero y fuerte en la condena de la intolerancia, y en la afirmación de la libertad religiosa en nuestro país", dijo ayer en un correo electrónico.
Barack Hussein Obama se dirigía no sólo a los musulmanes de EE. UU., sino al mundo musulmán. Descendiente de musulmanes, el presidente llegó a la Casa Blanca en enero del 2009 con la intención de tender la mano a árabes y musulmanes, pero ha topado con un fuerte escepticismo, entre otros motivos, por la parálisis del proceso de paz en Oriente Medio y el fracaso en el cierre de Guantánamo.
Al tomar partido en una cuestión impopular, en la que no estaba obligado a intervenir, Obama recupera el manto de líder de principios, consagrado a garantizar la convivencia en un país multiétnico y multiconfesional como EE. UU. Pero también refuerza los argumentos de sus adversarios, convencidos de que el presidente es un elitista desconectado de las inquietudes de una América real en la que muchos sospechan que es musulmán.
Los republicanos confían en que el discurso erosione aún más el apoyo a los demócratas del presidente ante las legislativas de noviembre. Al oponerse a la ley de inmigración de Arizona, Obama ya respaldó a una minoría, la hispana, que se cree hostigada por algunos políticos conservadores.
El discurso del viernes provocó las críticas de los sectores de la derecha que quieren colocar la identidad nacional en el centro del debate político...
Los musulmanes que viven en Estados Unidos están más integrados e identificados con el país que los que viven en Europa. Aquí el islam no se asocia con la marginación como en muchos países europeos, y polémicas como la del pañuelo o el burka son casi inexistentes. Pero desde el 11-S los recelos han aumentado. Y el miedo a que musulmanes nacidos o afincados en Estados Unidos se radicalicen se ha avivado en los últimos meses, tras la matanza de Fort Hood y el intento de atentado en la Times Square de Nueva York.
Un sondeo de la cadena CNN difundido el miércoles indicaba que un 79% de los estadounidenses se opone al plan, mientras que un 29% está a favor. En Estados Unidos, país de más de 300 millones de habitantes, viven entre dos y siete millones de musulmanes, según las estimaciones.
15-VIII-10, M. Bassets, lavanguardia
Por primera vez en 84 años se celebrará hoy una misa en el monasterio de la Virgen María de Sumela, en la provincia de Trebisonda, en el nordeste de Turquía. Se espera la llegada de miles de cristianos ortodoxos procedentes de Grecia, Rusia y Georgia.
Les atrae asistir a la celebración de la eucaristía ortodoxa con una masiva participación de fieles, pero sobre todo les fascina lo emblemático del lugar, al que llegarán subiendo a pie. Fundado en el siglo IV - en la época bizantina-,el monasterio se levanta en el talud de un acantilado a unos 1.200 metros sobre el nivel del mar. El escarpado lugar adquiere una misteriosa atmósfera brumosa cuando la niebla se cierne sobre las montañas y sus bosques y cubre en parte el gran complejo arquitectónico, de unos 300 metros de altura.
El acto religioso tendrá lugar gracias a un permiso especial de las autoridades turcas, conscientes del fenómeno llamado turismo religioso. Entre los ortodoxos que se aventurarán hacia las alturas está el patriarca ecuménico de Constantinopla Bartolomé I. "Los cristianos han esperado este día durante mucho tiempo", subrayó al diario Sa-bah el líder espiritual de 300 millones de ortodoxos en todo el mundo. Dado que se esperan intentos de los ultraderechistas turcos de impedir la celebración de la misa, Bartolomé I insistió en que confiaba plenamente en que la policía mantendría el orden.
La provincia de Trebisonda es un feudo nacionalista turco del que provienen los autores de los asesinatos del periodista cristiano Hrant Dink y del sacerdote Andrea Santoro, ocurridos en el 2007 y el 2006, respectivamente. Medios turcos vinculan estos homicidios y el del obispo Luigi Padovese, en el año en curso, al llamado "Estado profundo turco" (ultranacionalistas que operan subterráneamente).
El diario ultranacionalista Yenicag - así se denomina la época iniciada después de la caída de Constantinopla en 1453-ha realizado una dura campaña con la intención de impedir que la liturgia cristiana se celebre en Sumela. Como argumento central, el rotativo ha utilizado la fecha de hoy, 15 de agosto. En este día, en 1461, los otomanos conquistaron la Trebisonda bizantina.
15-VIII-10, R. Ginés, lavanguardia