Además de la ley de Medios o el cierre de Fibertel, la presión kirchnerista contra Clarín no tiene freno. Desde los ataques verbales directos de los Kirchner contra el grupo, hasta la irrupción de 200 inspectores de hacienda en la sede del diario. Desde la aparición de carteles sin firma por Buenos Aires poniendo en la diana a periodistas, hasta el hostigamiento a los hijos de la propietaria, Ernestina Herrera, bajo sospecha de haberlos adoptado ilegalmente y que podrían ser de detenidos desaparecidos durante la dictadura. Desde el pacto con la Asociación del Fútbol Argentino para quitarle los derechos de transmisión de pago de la Liga local y ofrecerla en abierto por la cadena pública, hasta los intentos de controlar Papel Prensa, productora de papel de diario propiedad de Clarín y La Nación, donde el Estado cuenta con participación.
Como cada año, el director del diario Clarín, Ricardo Kirschbaum, se subió a una mesa del centro de la redacción y se dirigió a los periodistas. Era el pasado 8 de junio. Pero este año, entre canapés y empanadas, y con los pantallas de los ordenadores a punto de cerrar la edición, el discurso para celebrar el día del Periodista fue más serio que nunca. Kirschbaum admitió que los ataques del Gobierno argentino contra el grupo Clarín habían sido duros, pero alertó de que en los próximos meses aún lo serían más.
Y el veterano director no se equivocaba. El jueves pasado, el Gobierno kirchnerista de Cristina Fernández lanzó un nuevo torpedo contra la línea de flotación del grupo: su financiación. Inesperadamente, el ministro de Planificación, Julio de Vido, hombre de confianza del ex presidente Néstor Kirchner y principal interlocutor entre el Gobierno y la empresa privada, anunció que se cancela la licencia que posee Clarín como proveedor de internet a través de Fibertel, subsidiaria de su empresa Cablevisión.
El negocio de internet, junto con el de la televisión por cable, representa la principal fuente de ingresos del grupo, pues en el último ejercicio le aportó más de 830 millones de euros de facturación. Clarín es el conglomerado mediático más grande de Argentina. Además del diario de referencia del mismo nombre, y de Cablevisión, posee distintas revistas, el diario gratuito La Razón,el rotativo deportivo Olé,así como emisoras de radio y canales de televisión abierta y de pago.
El Gobierno alega que el grupo no tiene derecho a ofrecer internet, ya que nunca le fue concedida la licencia a Cablevisión. Sin embargo, la empresa entiende que tiene autorización, pues Fibertel provee internet desde 1997 y fue absorbida por Cablevisión en un proceso que se inició en el 2003 y concluyó el año pasado. Además, en el 2007, el Ejecutivo autorizó la fusión de Cablevisión con Multicanal, otra plataforma de cable. Fue todavía bajo la presidencia de Kirchner, que por entonces mantenía una relación cercana a Clarín.
En la práctica, el anuncio del jueves supone el cierre de Fibertel dentro de noventa días. Su millón de clientes deberá buscar otro proveedor antes de ese plazo, lo que está suscitando las quejas de los usuarios. Para Clarín, la medida favorece intencionadamente a sus dos grandes competidores, Telefónica y Telecom. Mediante un comunicado, Cablevisión consideró la medida "ilegal y arbitraria" y advirtió que acudirá a la justicia. "Se trata de un paso más en la brutal campaña de persecución, ataques y hostigamiento", indicaba.
Por su parte, la oposición política apoya a Clarín. Cinco fuerzas parlamentarias consideran que el Gobierno trata de "restringir la libertad de expresión en el país" y presentarán en el Congreso un proyecto de ley para dejar sin efecto el cierre de Fibertel.
Los Kirchner parecen decididos a acabar con Clarín, el gran enemigo que batir desde que el grupo incrementó sus críticas al Gobierno, coincidiendo con la llegada de Fernández a la presidencia en el 2007. En el trasfondo está la llamada ley de Medios, aprobada el año pasado aunque paralizada parcialmente por la justicia. Con el argumento de evitar el supuesto monopolio de Clarín, la ley supone, entre otras cosas, la limitación de licencias de canales de televisión.
En los últimos tiempos, la guerra se ha recrudecido y, como vaticinaba Kirschbaum, se intensificará en los próximos meses. Las elecciones presidenciales están a la vuelta de la esquina, octubre de 2010, y el matrimonio presidencial está jugando todas las cartas para continuar en el poder.
Mientras, Clarín publica diariamente revelaciones sobre los numerosos escándalos de corrupción que salpican a funcionarios cercanos a los Kirchner.
23-VIII-10, R. Mur, lavanguardia