Barack Obama llegó en enero del 2009 a la Casa Blanca presentándose ante su país y el mundo como un presidente-intelectual, un líder pragmático, capaz de examinar los problemas con frialdad y adoptar las decisiones basándose en criterios racionales tras los años de George W. Bush. También se presentaba como un presidente-científico, decidido a acabar con las políticas fundamentadas en creencias religiosas o en supersticiones en cuestiones como el cambio climático o la investigación células madre.
Cuando en marzo del 2009 levantó la prohibición para financiar la investigación con células madre embrionarias, Obama presentó la decisión como "un paso importante en el avance de la causa de la ciencia en América".
El impulso científico de Obama ha sufrido esta semana el mayor revés. El lunes, el juez Royce Lamberth, del tribunal federal del distrito de Washington DC, suspendió de forma cautelar la financiación federal con dinero del contribuyente de la investigación con células madre que, según la Administración Obama, puede resultar decisiva para curar enfermedades como el parkinson, el cáncer o la diabetes.
9 DE AGOSTO DE 2001. George W. Bush limita la investigación con células madre embrionarias a células madre ya producidas ante de su decisión. Bush argumenta que "extraer células madre destruye el embrión, y por tanto destruye el potencial para la vida humana".
20 DE JUNIO DE 2007. Por segunda vez en el mandato, Bush recurre a las prerrogativas presidenciales para vetar una ley del Congreso que habría abierto la puerta a la financiación de la investigación con células madre. "Destruir la vida humana con la esperanza de salvar vidas humanas no es ético", dice.
9 DE MARZO DE 2009. Barack Obama, recién estrenado en la Casa Blanca, levanta la prohibición a investigar con células madre embrionarias. "Los milagros médicos no suceden por accidente", dice para justificar la decisión. En el mismo discurso, se declara en contra de la clonación hunama.
El criterio de la Comisión Europea es autorizar la financiación comunitaria de las investigaciones con células embrionarias humanas siempre que se demuestre que el proyecto en cuestión no se puede desarrollar sin células embrionarias.
El juez alega que la orden ejecutiva por la que el presidente autorizó financiar la investigación células madre vulnera una ley de 1996 que, precisamente, prohibía al Gobierno federal usar dinero público para financiar la destrucción de embriones humanos.
La decisión representa un triunfo para los detractores de esta método de investigación. Entre otros, grupos cristianos y conservadores.
Estos oponen motivos éticos a la destrucción de embriones humanos para desarrollar, a partir de las células madre, tejidos que sirvan para restaurar órganos dañados, o investigar enfermedades en el laboratorio.
"La investigación con células madre embrionarias es irresponsable y científicamente no vale la pena", dijo en un comunicado Tony Perkins, presidente del Consejo de Investigación Familiar. Lisa Hughes, presidenta de la Coalición por el Avance de la Investigación Médica, describió la decisión del juez como "un revés a las esperanzas de millones de pacientes y de sus familias que sufren de enfermedades crónicas y fatales". Hughes atribuyó la decisión a "la maniobra de un grupo marginal motivado por la ideología".
El caso parte de la demanda de dos científicos contrarios a la investigación células madre, a la que se sumaron grupos cristianos y parejas que quiere adoptar embriones humanos. Después de que el Lamberth rechazase la demanda conjunta, un tribunal de apelaciones le obligó a aceptar únicamente la demanda de los dos científicos, lo que le ha llevado a exigir la detención de la financiación pública.
Las consecuencias inmediatas no están claras. Está por ver si la sentencia suspende los proyectos ya en marcha. En 2010, el Gobierno federal tiene previsto gastar 137 millones de dólares en investigación con células embrionarias.
La prohibición, sin embargo, afecta sólo a la financiación pública. The Wall Street Journal cita el ejemplo del Instituto de Medicina Regenerativa de California, que gasta 250 millones de dólares anuales en investigación con células madre, y dedica entre un 30 y un 40% del dinero a la investigación con células madre embrionarias.
La Casa Blanca anunció ayer que está estudiando "todas las vías posibles para garantizar que podamos continuar realizando esta investigación decisiva a la hora de salvar vidas".
Una posibilidad sería que el Congreso legislase para despejar las ambigüedades sobre la investigación con células madre, y evitar que un juez pueda parar la financiación como ha ocurrido. Pero la polarización política en Washington y las legislativas de noviembre hace difícil un acuerdo.
Bill Burton, portavoz de la Casa Blanca, señaló que la prohibición impide incluso la investigación que el presidente Bush autorizó de forma excepcional cuando en el 2001 cortó los fondos públicos a este tipo de investigación. La controversia gira en torno a la interpretación de la ley de 1996, que prohibía la financiación federal de toda investigación en que "uno o varios embriones humanos se destruyan".
La Administración Obama interpreta que la ley prohíbe financiar la destrucción pero no la investigación con embriones ya destruidos. El juez afirma que una cosa y otra son inseparables.
25-VIII-10, M. Bassets, lavanguardia