Proselitismo musulmán en el centro universal de la fe cristiana. El coronel Muamar Gadafi se divierte con esta provocación. No importa que lo haga de forma bastante burda y ridícula, pagando calderilla para que aplauda sus sermones una claque de jóvenes aspirantes a azafatas. Pero Italia se está ya indignando con las payasadas del vecino libio. Sobre el Gobierno Berlusconi arrecian las acusaciones por prestarse a las extravagancias e insolencias del huésped, por dar prioridad absoluta a los intereses económicos y políticos sin plantear asuntos incómodos como las graves violaciones de los derechos humanos en el país norteafricano.
“En Libia la mujer es más respetada
que en Occidente y enEstados
Unidos”, afirmó Gadafi en
su nueva prédica de ayer a otras
200 chicas –de bella apariencia,
por supuesto– contratadas para
la ocasión por una agencia especializada.
El domingo, en un acto
similar, instó a la audiencia femenina
a casarse con hombres libios.
Como la víspera, Gadafi exhortó
a convertirse al islam porque
es la fe verdadera.
Horas después, el coronel mantuvo
un primer encuentro con
Berlusconi. Ambos inauguraron
una colección de fotografías. Después
se celebró el acontecimiento
principal de la presencia de Gadafi,
un espectáculo ecuestre con
participación de una treintena de
purasangres libios y de una unidad
a caballo de los carabineros
italianos. La posterior cena debía
sellar la conmemoración del segundo
aniversario de la firma del
tratado de amistad bilateral.
Berlusconi fue benevolente
con algunos de los comportamientos
de Gadafi. “Las cosas serias
son otras, dejemos estar el
folklore”, señaló a la prensa.
No todos en Italia comparten
la condescendencia hacia Gadafi.
Rosy Bindi, vicepresidenta de la
Cámara de Diputados, del opositor
Partido Demócrata, dijo que
Gadafi está “humillando” con su
conducta a las mujeres italianas.
Un representante de la centrista
Unión de Centro calificó de “alucinante”
el silencio del Gobierno
italiano y que este no pida libertad
de culto en Libia. También la
Liga Norte, que forma parte del
Gobierno Berlusconi, reaccionó
de forma airada al proselitismo
musulmán. “El islam no viene en
paz, sino para conquistar”, dijo el
senador liguista Piergiorgio Stiffoni.
Muy significativa fue la feroz
crítica de la fundación Fare
Futuro, muy próximaaGianfranco
Fini, presidente de la Cámara
de Diputados, expulsado hace un
mes del partido de Berlusconi. El
periódico en línea de la fundación
afirmó que “Italia se ha convertido
en la Disneylandia de Gadafi,
el parque de juegos de sus
vanidades seniles”. El problema
más grave, según el articulista, es
que Gadafi no sólo exhibe su excéntrico
temperamento, sino su
legitimidadysu amistad con Berlusconi,
“cuyo gobierno ha pasado
progresivamente del atlantismo
al agnosticismo” y aplica la
máxima de que “el cliente, si paga,
siempre tiene razón”.
Un comentarista televisivo
constató con humor e ironía que
Gadafi y Berlusconi son ambos líderes
pintorescos, pero que el segundo,
comparado con el primero,
“parece un primer ministro
británico”.
31-VIII-10, E. Val, lavanguardia