La ONU falló. La conclusión del subsecretario general de las Misiones de Paz de Las Naciones Unidas, Atul Khare, sobre la actuación de los cascos azules durante la masiva agresión sexual a 242 mujeres, incluidas 28 niñas, al este de la República Democrática del Congo, fue tajante ayer: "Aunque la responsabilidad principal de la protección de los civiles es del Estado, su ejército y su policía, claramente nosotros también hemos fallado. Nuestras acciones no fueron adecuadas y dieron como resultado una inaceptable y brutal agresión a la población de las aldeas de la zona. Debemos hacerlo mejor", señaló. A pesar del mea culpa, no hubieron ceses ni dimisiones.
A principios de agosto, dos grupos rebeldes atacaron la aldea de Luvungi y alrededores a apenas 30 kilómetros de una base de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en RD Congo (Monusco) y agredieron sexualmente a cientos de mujeres, a algunas delante de sus maridos o hijos, durante cuatro días. A pesar de las peticiones de auxilio de oenegés que operan en la región, los cascos azules no reaccionaron hasta diez días después de que los asaltantes abandonaran la aldea. Khare advirtió ayer que los recientes casos de violaciones sistemáticas - utilizadas como arma de guerra en RD Congo-ascienden a más de 500 después de que en las últimas semanas se hayan producido otras 260 violaciones en las provincias norte y sur de Kivu. Entre estas nuevas víctimas hay 21 niñas de entre siete y quince años y seis hombres.
Margot Wallström, que lidera la oficina de violencia sexual de la ONU, se sumó a Khare para pedir al Consejo de Seguridad que haya sanciones para los líderes e impulsores de lo que consideraron un ataque de violaciones masivas "organizado y planeado" y pidió que "las políticas (de la ONU) de tolerancia cero no se respalden con una realidad de consecuencias cero". Según varios testigos, los asaltantes son hombres de los grupos rebeldes congoleños Mai maiyde las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (hutus ligados al genocidio ruandés de 1994), aunque este último ha negado su participación en los hechos.
La lenta reacción de la ONU
29/ VII International Medical Corps (IMC) y otras organizaciones humanitarias reciben un e-mail de la ONU advirtiendo de la presencia de rebeldes en la zona
30/ VII-2/ VIII Entre 200 y 400 rebeldes Mai Mai y de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) saquean Luvungi, a 30 km de una base de la ONU, y violan a cientos de mujeres durante cuatro días
2/ VIII Segúnla ONU, una patrulla de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en RD Congo (Monusco) se dirige a la zona, pero nadie le advierte de lo que ha ocurrido y se marcha
3/ VIII IMC recibe noticias de violaciones masivas. Envía equipos de ayuda pero no logra entrar en la aldea hasta tres días más tarde
6/ VIII Tras acceder a la aldea, IMC denuncia las violaciones y pide ayuda a la OCHA (Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios) de Walikale, a una hora por carretera. La ONU no reacciona
12/ VIII.La Monusco - segúnsu versión-recibe las primeras noticias de que ha ocurrido un ataque masivo en Luvungi y alrededores
13/ VIII Patrullas de cascos azules se desplazan a la zona
22-26/ VIII La ONU admite que hay 156 mujeres violadas, abre una investigación y envía a varios expertos en violencia sexual a la zona. IMC sube la cifra a 180 y advierte que el númeropuede aumentar porque muchas mujeres siguen escondidas en la selva
2/ IX La cifra de víctimas asciende a 242 sólo en Luvungi y alrededores, 28 de ellas menores de edad
7/ IX La ONU admite su error, promete reforzar la seguridad e informa de otros 260 casos en Kivu Norte y Sur. Hay un total de 499 mujeres agredidas, entre ellas niñas de 7 a 15 años
Wallström admitió descoordinación de los cascos azules, pero alentó a buscar soluciones. "Debemos aceptar rotundamente el hecho de que respondimos con mucha lentitud (...) no con el espíritu de autorrecriminarnos, sino con la determinación de proteger mejor a los civiles en uno de los conflictos más complejos y volátiles del mundo", apuntó.
En los últimos días, las Naciones Unidas han desplegado 750 cascos azules más en la zona afectada, que recibirán el apoyo de patrullas móviles y helicópteros. También se mejorarán las comunicaciones de una región sin apenas cobertura de teléfono y con accesos terrestres muy precarios.
Rebecca Milner, portavoz de International Medical Corps (IMC), organización humanitaria que destapó el ataque en Luvungi, pidió que lo ocurrido sirva para destinar más recursos a salvaguardar a la población congoleña. "Todo el mundo es responsable de lo que ha pasado, los rebeldes, la ONU, el Gobierno congoleño y también la comunidad internacional, que debe actuar con más fuerza para que acaben las agresiones a inocentes", explicó en conversación telefónica. Según Milner, las agresiones de los rebeldes tienen el objetivo de crear el caos en una zona muy rica en recursos naturales para facilitar su control: "les permite tener bajo su mando extensas zonas geográficas muy ricas, les da acceso a comida y una cantera donde poder reclutar a nuevos soldados", dijo.
Para el analista político y periodista congoleño Guy Momat, la respuesta de la ONU y el refuerzo de la presencia de los cascos azules en la zona caerá en saco roto si no se atacan las raíces del conflicto. "Hasta que no se expulse de la región a las fuerzas rebeldes ruandesas, será imposible estabilizar nada", opina.
Según Momat, la inestabilidad que sufre el este de RD Congo no sólo beneficia a los grupos rebeldes. "Hay muchas compañías que se aprovechan del caos y compran minerales extraídos de minas controladas por rebeldes. Con ese dinero las milicias compran más armas y es el cuento de nunca acabar. El Congo es un ejemplo de la mayor hipocresía del planeta", denuncia.
9-IX-10, X. Aldekoa, lavanguardia