apabullante informe sobre pederastia en la Iglesia belga

Un torrente de testimonios en primera persona acabó ayer con el muro de silencio que ha contenido durante décadas las denuncias por abusos sexuales en la Iglesia belga. Corresponden a las declaraciones prestadas a iniciativa propia por unas 500 personas a una comisión independiente creada de acuerdo con las autoridades eclesiásticas hace diez años y  que languidecía hasta que la dimisión del obispo de Brujas, Rogier Vangheluwe, en abril - tras confesar que abusó de un menor en el pasado-removió los recuerdos traumáticos de muchos belgas. Acudieron en masa a la comisión; en ocho semanas recibió 475 denuncias.

El informe publicado ayer por esta comisión incluye 124 testimonios uno tras otro, sin datos que sirvan para identificar a víctimas, autores o lugares. Las palabras "culpa" y "miedo" aparecen con frecuencia. "No estábamos preparados para una realidad tan atroz", relató el presidente de la comisión, el psiquiatra infantil Peter Adriaenssens; "íbamos de una historia dura a otra peor".

"Ninguna parroquia, ningún internado", insistió, está libre de culpa; 29 congregaciones tienen denuncias. Al menos 13 víctimas se suicidaron, traumatizadas por los abusos, de acuerdo con las denuncias de sus familiares. Otras dicen haberlo intentado o pensado. Los hechos abarcan los últimos 50 años, aunque desde los 80 el número de quejas registra una fuerte caída, que la comisión atribuye al menor papel de la Iglesia en la educación.



Las denuncias, como advertía el experto, "no se refieren a tocamientos superficiales sino a hechos serios": violaciones anales, vaginales, masturbaciones... Los hechos ocurrieron en general cuando las víctimas tenían entre 10 y 13 años (algo más tarde en el caso de las mujeres), aunque la tabla estadística revela casos de niños de 2,4y5 años. Dos tercios de los denunciantes son hombres. 430 proceden de flamencos y sólo 45, de francófonos, un dato que no alcanza a explicar. La hipótesis de Adriaenssens es que las sociedades nórdicas están más abiertas a tratar en público el tema.

La mitad de los religiosos denunciados habría muerto y en la mayoría de los casos los hechos han prescrito, según el informe. Un caso que afecta a un menor y otro todavía susceptible de ser juzgado han sido enviados a la justicia ordinaria. Pese al llamamiento del actual jefe de la Iglesia belga, André-Joseph Leonard, ningún religioso se ha acercado a las víctimas.

"Demuestren más coraje a los creyentes y al público", les pide la comisión, que propone crear un fondo de solidaridad para atender a las víctimas.

Al mismo tiempo, aumenta la presión para que Vangheluwe dimita de sus funciones eclesiásticas. Un obispo ha pedido que el Vaticano le sancione. Para muchos, también debería abandonar la abadía de Westvleteren donde se ha refugiado (donde fabrican la cerveza coronada como mejor del mundo). "Sería lo mínimo que debería hacer", dice el portavoz de su sucesor en el obispado de Brujas; "no es sano que permanezca en el obispado que dirigía", le secunda un alto cargo eclesiástico.

11-IX-10, B. Navarro, lavanguardia