El presidente español defendió ayer a capa y espada en una entrevista a The Wall Street Journal la deportación de ciudadanos rumanos de etnia gitana ordenada por el Gobierno francés. Es un asunto peliagudo en un país como Estados Unidos en el que la cuestión racial se vive con una sensibilidad extrema. Zapatero podía haber evitado el asunto. De hecho, ya había expresado su apoyo a Sarkozy en Bruselas y ya salió en defensa del presidente francés frente a las duras críticas que le dirigió la comisaria Viviane Reding. Y esa actitud fue muy mal recibida en su propio partido, el PSOE, que se enfrenta a un serio problema parlamentario por ello...
No sólo en este asunto Zapatero ha respaldado a Sarkozy en Nueva York. Hace sólo un año, el presidente español se negó a defender en la reunión del G-20 en Pittsburgh la imposición de una tasa a las transacciones financieras internacionales, tal como le pedían sindicatos y organizaciones no gubernamentales. Ahora, en cambio, ha defendido con uñas y dientes la tasa Tobin justo en plena operación digamos que de relaciones públicas con los inversores de Wall Street para que la deuda española no sufra una recalificación a la baja. Da la casualidad de que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se ha erigido en abanderado de la imposición a los especuladores, lo que permite explicar el doble papel que ha desarrollado Zapatero en Nueva York, prometiendo a los pobres ayuda al desarrollo y a los ricos disciplina y recorte del gasto público.
23-IX-10, J. Barbeta, lavanguardia