Barack Obama sufrió anoche una de las derrotas legislativas más sonoras desde que llegó a la Casa Blanca en enero del 2009. La minoría republicana en el Senado bloqueó la ley que abría las fuerzas armadas más poderosas del mundo a gais y lesbianas.
Además de un revés para un presidente con la popularidad menguante, el fracaso de la ley que habría puesto fin a la discriminación entre los militares también representa una derrota para el colectivo homosexual.
Y, a poco más de un mes de las legislativas, es la última prueba del bloqueo en el Capitolio. La exigua mayoría demócrata en el Senado y la Cámara, amenazada en las elecciones de noviembre, está paralizada, incapaz de adoptar propuestas que hasta hace unos meses parecían ganadas.
Acabar con la discriminación de los homosexuales, que le apoyaron durante la campaña electoral de 2008, fue una de las promesas del presidente. Según la política del no lo preguntes, no lo digas,instaurada durante la presidencia de Bill Clinton, a principios de los noventa, un militar podía ser gay o lesbiana, pero en secreto: su identidad sexual no debía conocerse. Si lo declaraba o le denunciaban, corría el riesgo de ser expulsado.
Tras meses de demora, Obama propuso a principios del 2010 acabar con el no lo preguntes, no lo digas (don´t ask, don´t tell,en inglés). El objetivo era que en los Ejércitos, la Armada o los marines ya no fuese necesario ocultarse. Para el movimiento homosexual, revocar el no lo preguntes, no lo digas es, junto al matrimonio, uno de las reivindicaciones centrales.
El presidente contaba con el apoyo del Pentágono y de toda la cúpula militar, aunque éstos pidiron que los cambios no se aplicasen hasta que se elaborase un dictamen detallado sobre los efectos prácticos de la ley en las fuerzas armadas. La Cámara de Representantes había dado el visto bueno a la legislación. Pero faltaba el Senado.
La abolición del don´t ask, don´t tell forma parte de la ley de gastos de defensa para 2011, que por un estratagema del líder demócrata en el Sendado Harry Reid también incluía la legalización de inmigrantes indocumentados. Los demócratas se quedaron a 4 votos de los 60 necesarios para dar por concluido el debate, desactivar la minoría de bloqueo de la oposición y proceder a la votación final por mayoría simple de 51 votos.
La senadora Susan Collins, centrista republicana y en principio favorable a abolir el no lo preguntes, no lo cuentes,cambió el sentido de su voto por un desacuerdo de forma.
La derrota evidencia la fragilidad de los demócratas que, según los sondeos, perderán el control de la Cámara de Representantes.
Obama ha propuesto un paquete de medidas económica -inversiones en infraestructura, incentivos fiscales-que se suman a la eventual prolongación de las rebajas de impuestos que el Congreso adoptó con el anterior presidente, George W. Bush.
La votación de anoche revela lo complicado que resultará para los demócratas de Obama adoptar cualquier medida sustancial entre ahora y la jornada electoral del 2 de noviembre.
Tanto en el caso de la discriminación de gays y lesbianas en las fuerzas armadas como el de la inmigración, se trata de dos grupos de votantes de Obama que en el último año y medio se han sentido decepcionados por sus promesas incumplidas y por la lentitud a la hora de responder a sus expectativas.
El debate, sin embargo, no ha terminado. La Casa Blanca confía en que los republicanos levanten el veto. Tras las elecciones el Senado podría volver a abordar el don´t ask don´t tell.En diciembre el Pentágono debe presentar un informe sobre la materia.
22-IX-10, M. Bassets, lavanguardia