burka: el prohibicionismo, ¿consustancial a la identidad nacional -estatal- francesa?

La prohibición del velo integral islámico -burka y niqab- en el espacio público en Francia es completamente ajustada a la Constitución y no vulnera ningún derecho fundamental. Así lo dictaminó ayer el Consejo Constitucional francés, que zanja de este modo definitivamente el debate jurídico alrededor de esta controvertida medida. La intervención de este organismo, equivalente al Tribunal Constitucional español, fue solicitada conjuntamente por las dos cámaras del Parlamento con el fin de despejar todas las dudas que pudieran subsistir sobre la constitucionalidad de la norma antes de su entrada en vigor -prevista para la próxima primavera- y evitar que el asunto fuera instrumentalizado políticamente por los integristas islámicos.

La ley, que en ningún momento alude explícitamente al velo en tanto que tal, prohíbe en general la ocultación del rostro en todo el espacio público, bajo pena de una multa de 150 euros y la obligación de asistir a un cursillo sobre ciudadanía. Para el hombre que obligue a una mujer a ocultar su rostro la sanción será bastante más dura: un año de cárcel y 30.000 euros de multa.


La duda sobre la constitucionalidad de tal prohibición era más que legítima, pues el Consejo de Estado había emitido dos informes consecutivos -no vinculantes- en los que advertía del riesgo de que la interdicción total del velo en el espacio público pudiera ser tumbada por el Consejo Constitucional o el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. Finalmente no ha sido así.

El Consejo Constitucional considera que la prohibición adoptada por el Parlamento "no resulta desproporcionada" desde el punto de vista del equilibrio entre los fines perseguidos -salvaguarda de la seguridad y el orden públicos, defensa de la libertad e igualdad de las mujeres- y el respeto a los derechos protegidos por la Constitución. Sobre todo teniendo en cuenta -subraya el dictamen- la "débil sanción" prevista por la ley para quien la vulnere.

El Consejo sólo ha expresado una reserva: la prohibición del velo no podrá aplicarse en los lugares de culto abiertos al público, por cuanto podría atentar contra el principio de libertad religiosa consagrado desde 1789.

El dictamen representa un espaldarazo para el líder de la mayoría gubernamental en la Asamblea Nacional, Jean-François Copé -presidente del grupo de la UMP-, quien forzó al Gobierno y al presidente francés, Nicolas Sarkozy, a ir más allá de lo que inicialmente habían previsto. La idea inicial del jefe del Estado se acercaba más a la recomendación realizada por la comisión parlamentaria que había estudiado el asunto y que, más modestamente, proponía una prohibición parcial del velo integral en determinados servicios públicos.

La mayoría del grupo parlamentario de la UMP, capitaneado por Jean-François Copé -aspirante declarado a tomar las riendas del partido y suceder a Sarkozy en 2017- y secundado en este caso por algunos alcaldes socialistas y comunistas -como Manuel Valls y André Gérin-, acabó imponiendo la línea dura.

La comunidad musulmana, pese a sus reticencias, ha optado por acatar la nueva norma y ha llamado a todos los ciudadanos a respetarla. "Para nosotros, en tanto que ciudadanos responsables, el tiempo del debate ya ha pasado", expresó el presidente del Consejo Francés del Culto Musulmán, Mohamed Moussaoui, tras su aprobación. Habrá que ver lo que harán las alrededor de 2.000 mujeres que, según calcula el Ministerio del Interior, visten el velo en Francia.

8-X-10, Ll. Uría, lavanguardia