Expertos de la FAS aseguran que la prohibición de vender alcohol a los menores es la norma más incumplida de las existentes, incumplimientos que, sin embargo, cuentan con la comprensión de buena parte de la sociedad. De ahí que pidan que se enseñe a los menores a "beber bien", ya que, como demuestran los datos, "van a hacerlo antes o después", dice Marina.
Hay que incorporar nuevos planteamientos en la lucha contra el consumo de alcohol en los menores. El enfoque debe diversificarse y no se puede hablar del alcohol sólo desde el punto de vista médico y las consecuencias nefasta en la salud. En una sociedad en la que la gente queda a tomarse una caña como gancho para ver a los amigos, es más conveniente, y posiblemente más efectivo, enseñar a los adolescentes a que consumir alcohol cuando el cuerpo ya está desarrollado no es en absoluto malo siempre que se haga con moderación. A cambio, hay que explicarles que beber de manera abusiva atenta contra la convivencia, la seguridad y la dignidad de las personas. "Con este consumo, hay que ser completamente intolerante", señaló el catedrático de Sociología, Javier Elzo, coordinador del libro Hablemos de alcohol,presentado ayer durante el acto de celebración del décimo aniversario de la Función Alcohol y Sociedad (FAS).
La propuesta de elaborar una "pedagogía del beber" que apoya la FAS se basa en la constatación de que las leyes prohibicionistas no sirven de mucho, al menos, con el alcohol: el 87% de los jóvenes que salen en fin de semana consume bebidas alcohólicas y el 45% dice tener permiso de sus padres para hacerlo. Pese a la prohibición de vender alcohol a los menores de 18 años, el 94% de los adolescentes asegurar obtenerlo "sin dificultad" (al 70% nunca les han pedido el carnet de identidad para consumir o comprar alcohol).
Para Elzo, estos datos demuestran el fracaso a la hora de educar a los jóvenes sobre el alcohol y el de la "postura prohibicionista" que encarna la actual ley, posiblemente, dice, "la ley más incumplida de todas las existentes". "No estamos en contra de las leyes que prohíben comprar o consumir alcohol a los jóvenes, que siempre son necesarias; decimos que las leyes no bastan", señaló.
A juicio del catedrático de Filosofía José Antonio Marina, el "modelo médico" para prevenir este consumo "aunque sea necesario tampoco es suficiente", porque los jóvenes le dan "muy poco valor".
Los expertos insisten en que no hay que demonizar el alcohol, pero sí, y mucho, el consumo abusivo. Si ese mensaje cala es posible, vaticinan, que la lucha contra el consumo de alcohol en la adolescencia sea más efectivo. Precisamente los menores destacan por consumir de manera abusiva en pocas horas (los famosos atracones del fin de semana), mientras que son abstemios durante la semana.
16-XI-10, C. López, lavanguardia