La fuerza del Estado brasileño apareció finalmente en Río de Janeiro. Seis tanquetas blindadas M113 de la Armada escoltaron ayer la entrada de 200 agentes de la Policía Militarizada (PM) en la favela Vila Cruzeiro, el principal fortín de las bandas de narcotraficantes que desde el domingo pasado mantienen violentos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad locales. El gobernador carioca, Sergio Cabral, había pedido ayuda logística al Ministerio de Defensa, tras el recrudecimiento el miércoles de la batalla campal, que ha dejado ya 34 muertos, 70 vehículos incendiados y más de 150 detenciones.
Es la primera vez que las autoridades emplean vehículos de estas características, dotados con ametralladoras de calibre 50, tras la creación en el 2007 de las unidades de policía pacificadora (UPP), destinadas a restablecer la paz y los servicios públicos en las barriadas controladas por las mafias de la droga. En horas pasadas, el batallón de operaciones policiales especiales (BOPE) había desplegado diez unidades blindadas, aunque no artilladas. Según el gobernador Cabral, los militares sólo se encargarán de la operación de las tanquetas y actuarán bajo las órdenes de la policía, que además ha destacado 17.500 agentes en toda el área metropolitana que patrullan en estado de "constante alerta"...
Por su parte, el coronel Henrique de Lima, portavoz de la PM, explicó que las incursiones policiales se han llevado a cabo en 27 arrabales y que serán más incisivas en las próximas horas, dado que investigaciones de inteligencia indican que las dos principales organizaciones criminales de la ciudad pueden haber llegado a un acuerdo para lanzar mañana una megaacción conjunta. Conversaciones telefónicas entre jefes mafiosos interceptadas por la policía sugieren que las bandas están planeando atentar con explosivos contra las sedes del gobierno regional y municipal, centros comerciales y terminales de transporte público. Según el secretario regional de Seguridad, José Mariano Beltrame, los dos grandes grupos de narcotraficantes unidos en los ataques son el Comando Vermelho y los Amigos dos Amigos, que tienen bajo su control las favelas más grandes y pobladas.
Aunque las autoridades han pedido a los cariocas que hagan "su vida normal" yno se dejen intimidar, la oleada de violencia despertó el temor en distintos barrios - donde la gente prefirió quedarse en casa-y puso la mirada del mundo sobre Río, subsede del Mundial de fútbol del 2014 y sede de los Juegos Olímpicos del 2016. Muchos expresaban su preocupación por la imagen de la ciudad de cara a estos eventos, y se preguntaban por la capacidad real del Gobierno de su país de garantizar un ambiente seguro para los visitantes. Otros señalaban que la violencia urbana es un problema endémico de Río de Janeiro, donde casi dos millones de personas - un tercio de la población del municipio-viven en más de mil barrios marginales.
Según el Instituto de Urbanismo Pereira Passos, se han levantado 200 favelas en los últimos cinco años. Y los índices de criminalidad son contundentes: la oenegé Río de Paz registra 20.000 asesinatos entre enero del 2007 y septiembre del 2009, a razón de 20 al día.
26-XI-10, E. Sabartés, lavanguardia