Una nueva fuente de ingresos para el presupuesto europeo
Los estados miembros se disponen a negociar el montante total de recursos por asignar a las políticas comunitarias para un largo periodo de siete años. La gran mayoría de los países parece ser de la opinión de que, en un momento en que todos los presupuestos nacionales son corregidos a la baja, el presupuesto europeo debe correr la misma suerte. Este planteamiento, sin embargo, es erróneo; parte de premisas falsas y va en contra del interés europeo.
Las premisas son erróneas porque es imposible, y por tanto demagógico, hacer la mínima comparación entre un presupuesto nacional y un presupuesto europeo. Recordemos que el presupuesto de la Unión no representa más que el 1% del producto interior bruto, lo que contrasta con el presupuesto federal estadounidense, que representa el 25% del PIB norteamericano.
Este planteamiento va también en contra del interés europeo, puesto que condena a la Unión a la depresión económica, o a la estancación en el mejor de los casos. En un momento en que los gobiernos nacionales se ven forzados a adoptar la vía de la austeridad, el presupuesto europeo puede y debe servir como instrumento de reactivación económica. Más aún cuando la Unión adquiere nuevas competencias con el tratado de Lisboa y se ha fijado unos objetivos ambiciosos para el 2020, con el fin de promover un crecimiento inteligente, duradero e inclusivo. Con los recursos actuales, la Unión no lo logrará. Su dinámica y sus cimientos democráticos se verán una vez más sacudidos por una inadecuación total entre los objetivos anunciados y los recursos provistos.
El gasto europeo no se añade aritméticamente al gasto nacional. En muchos sectores (solidaridad, defensa, investigación y desarrollo, infraestructuras europeas de energía o de transporte) el gasto europeo permite racionalizar la acción nacional, gracias a las economías de escala o a través de una acción más eficaz con menos recursos.
¿Podemos contar con los ingresos actuales de la Unión para lograr un incremento del presupuesto comunitario? Sin lugar a dudas no, dado que la mayor parte del presupuesto europeo se financia a través de contribuciones nacionales provenientes de estados miembros forzados a hacer recortes presupuestarios.
La Unión Europea necesita una nueva fuente de ingresos, un "recurso propio" cuyos ingresos provendrían directamente del presupuesto europeo sin pasar por el nivel nacional. Es, de hecho, este tipo de recurso el que preveían los tratados fundadores para la financiación de las acciones de la Unión.
Los gobiernos se equivocarían al ver en ello, y agitar ese fantasma, el impuesto europeo. Un recurso tal permitiría aumentar el presupuesto europeo y reducir sus contribuciones nacionales. Permitiría también a la Unión Europea progresar en la lucha contra el cambio climático, a través de una tasa sobre el carbono, o contra las derivas financieras, a través de un impuesto sobre las transacciones financieras.
Los ciudadanos no comprenderían que el mundo poscrisis se asemejara en todo al mundo precrisis, y menos por el hecho de tener menos crecimiento y más desempleo. Un presupuesto europeo de apoyo, financiado por un nuevo recurso propio y ligado a un proyecto ambicioso es un acto que responde tanto a una necesidad económica y social como una urgencia política.